Ir al contenido principal

¡He cumplido!

 


"Jesús dijo: «Está cumplido». 
E inclinando la cabeza, 
entregó el espíritu." 
(Jn 18,1-19,42).

Mirar a la Cruz. Hasta las palabras sobran. Es suficiente con lo que ven nuestros ojos y siente nuestro corazón. Cristo crucificado… ¿sabes cuánto te quiere Dios?

Señor, ayúdanos a contemplar tu cruz con fe y a seguirte con un corazón fiel v entregado.

«¿No eres tú también de sus discípulos?» El momento de la soledad, cuando no sabemos acompañar al que sufre, ni siquiera con el silencio somos capaces de estar sentados a su lado. Es el momento de la negación cuando a aquel que nos ha amado, no le devolvemos el amor que nos da


El Señor en la cruz lo da todo: nos da su perdón ("Perdónalos porque no saben lo que hacen"), nos da su vida ("inclinando la cabeza, expiro"), y nos da la herencia más valiosa, a su propia madre: "Ahí tienes a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la tomó como cosa suya".

Es una entrega total, sin reservas. Todo por amor. El amor lo puede todo. Puede dejar sin palabras a los que se reían de Él. El amor puede transformar la mayor injusticia en perdón. El amor convierte la Cruz en abrazo y el abrazo en universal.

Ni un grito, ni una maldición, ni un miedo, ni un reproche... el amor verdadero aguanta la mirada de bondad y ternura hasta el final.


«Está cumplido». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu."
Todo se está cumpliendo en nosotros. Lo que vivimos, al igual que Jesús, mezcla de acogidas y rechazos, de alegrías y penas, que nos van configurando. Como a Jesús también nos acompañan soledades angustiosas y abrazos sanadores. Todas las vidas transitan por diferentes escenarios. Lo que necesitamos es la decisión que tuvo Jesús de pasar haciendo el bien. Hasta la cruz. Y lo hizo.

Tu cruz, mi vuelo

En tu cruz, Señor,
solo hay dos palos,
el que apunta como una flecha al cielo
y el que acuesta tus brazos.

No hay cruz sin ellos
y no hay vuelo.
Sin ellos no hay abrazo.
Abrazar y volar,
ansias del hombre en celo.
Abrazar esta tierra
y llevármela dentro.
Enséñame a ser tu abrazo.
Y tu pecho.
A ser regazo tuyo
y camino hacia Ti
de regreso.
Pero no camino mío,
sino con muchos dentro.
Dime cómo se ama
hasta el extremo.
Y convierte en ave
la cruz que ya llevo.
¡O que me lleva!
porque ya estoy en vuelo.


(Ignacio Iglesias, SJ)


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

Santa Teresa de Calcuta

UN ÁNGEL EN LA TIERRA   SEÑOR ENSÉÑANOS A AFRONTAR  LAS LUCHAS DE LA VIDA DIARIA “Señor crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar las luchas de la vida diaria, para que vivamos en una mayor plenitud. Tú has acogido humilde y pacientemente los fracasos de la vida humana, como los sufrimientos de tu Crucifixión, así pues, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada jornada como ocasiones para crecer y asemejarnos más a Ti. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con coraje, llenos de confianza en tu apoyo”. (Santa Madre Teresa de Calcuta) "Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olv...