¡Maranatha, ven, Señor Jesús!



“Se acerca vuestra liberación” 
(Lc 21, 25-28. 34-36.)

Volver al inicio y al fin; alfa y omega; a contemplar y edificar; al evangelio y la cruz.
Volver al tiempo y la trascendencia; al silencio y la transformación; a la unión de cielo y tierra; a la encarnación y la gracia.
Volver a empezar y volver a Casa.
Iniciamos el Adviento.

Nos espera un tiempo de gracia, una oportunidad para el cambio.
¿Estás preparado?

Adviento, tiempo de espera llena de esperanza.
La oración es la respiración de la esperanza.




Buen momento para respirar hondo, para sumergirnos en la oración y llenar de esperanza cada célula, cada pensamiento, cada acción.

Adviento, un canto a la esperanza.
Siembra de amor tu camino y llegarás a metas de felicidad.

Tu palabra es fiel, nos llena de esperanza.
Nuestro corazón te grita esperanzado
¡Maranatha, ven, Señor Jesús!

Maranatha : el que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas


El Adviento es preparación.
Preparar la casa y el hogar, exterior e interior, para pararse y volver la mirada sobre lo esencial, lo fundamental... la Vida que nace.

Enciende una luz para quien vive a oscuras.
Acércate al que sufre.
Acoge a los excluidos.
Acompaña a quien vive en soledad.
Cultiva el trato con el Señor.
Pide con confianza por ti y por los otros.
Abandónate en manos de Dios.

Una de tres:
El encuentro con Jesús o es liberación.
O no es encuentro.
O no lo es con Jesús.

La Virgen María encarna perfectamente el espíritu de Adviento, hecho de escucha de Dios, de deseo profundo de hacer su voluntad, de alegre servicio al prójimo.
Dejémonos guiar por ella, a fin de que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos, sino que pueda, en cada uno de nosotros, extender un poco su reino de amor, de justicia y de paz.

“María es como una ventana de esperanza que Dios abre al mundo, cuando el hombre le cierra la puerta” (Benedicto XVI)
¡Santa María del Adviento, ruega por nosotros!

 Te damos Gracias, Señor y Dios nuestro, porque Tú vienes a nosotros, por Amor, y tu Venida al mundo ya está cercana.
Gracias por este Adviento que ya comenzamos
y que es un Tiempo de Gracia que Tú nos ofreces
para prepararnos y lograr reconocerte cuando llegues.
Ayúdanos Tú, Dios nuestro, a estar despiertos y atentos para saber reconocerte en los signos cotidianos en los que Tú te haces Presente cada día.
Danos fortaleza para perseverar sin cansancio,
y para ser siempre fieles a tu Amor, cada día.
Gracias porque Tú nos recuerdas hoy que nuestra liberación ya está cerca de nosotros, gracias a tu Misericordia y a tu Entrega generosa por tu Amor incondicional a todos nosotros.
Gracias porque, Tú nos amas tanto, que siendo Dios, te haces uno de nosotros para hacerte visible y Presente en nuestra vida.
Te damos Gracias, Dios Bueno y Misericordioso,
porque Tú vienes a nosotros y nos guías hasta Ti,
para que podamos tener un encuentro contigo.
Ten Misericordia de nosotros y ven pronto,
¡No tardes!, y liberarnos de tantas cosas que intentan alejarnos y separarnos de Ti, y que nos impiden avanzar libremente hacia Ti.
¡Ven pronto, Señor y Dios nuestro, y llénanos Tú
nuestro corazón, de tu Amor y Misericordia!  
Amén


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