He visto la Luz




“Luz para alumbrar a las naciones”. (Lc 2, 22-35).

Jesucristo es la revelación definitiva de Dios, la plenitud de su amor.
Es también la luz verdadera que pone al descubierto nuestro pecado e ilumina el camino de nuestra liberación.

Jesús pasa inadvertido.
No todos se dan cuenta en el templo de su presencia.
Los sacerdotes, demasiados ocupados con los ritos que deben realizar, no advierten nada en especial.
Solo el anciano Simeón y la anciana Ana se dan cuenta.
Movido por el espíritu, Simeón toma en su brazo a Jesús, cosa que solo le corresponde al sacerdote y él no lo es.
Con lo que nos está dando ejemplo de que la fe ha de estar por encima de las normas ya hechas.
Y nos recuerda, además, que el Hijo de Dios acude siempre a la cita para que cada cual le tienda los brazos y se funda estrechamente con Él, pues para encontrarse con Dios hay que poner todo el corazón en ello.
Las citas con Cristo ponen siempre los corazones al descubierto, a plena luz. 
Frente a Cristo apenas hay más que dos actitudes posibles: o entro en el amor hasta morir por Él, o rechazo el amor y pido la muerte de Cristo.
El anciano lleva el niño en brazos, pero es el niño el que guía sus pasos.
¿Faltarás hoy a la cita con el Señor?
¿Le tenderás los brazos?
¿Le dejarás a Él que guíe tus pasos?

"Mis ojos han visto a tu Salvador... luz para alumbrar a las naciones". 
Madre, mantén siempre viva la luz de la esperanza en nuestro corazón.

Señor, dame un corazón humilde y confiado,
como el de Simeón y Ana, como el de María.

Ellos no tenían nada y, precisamente por eso,
se acercaban a Ti, ponían en Ti toda su confianza,
cumplían tu voluntad, observaban la ley.

Señor, líbrame de la idolatría de las riquezas,
no dejes que tenga otro Dios fuera de Ti
y ayúdame a vivir siempre atento a Ti y a tu palabra.

No permitas que confíe demasiado en las personas,
ni siquiera en mis propias fuerzas.
Qué sólo confíe plenamente en Ti.

Ayúdame  a estar siempre disponible para caminar hacia Ti,
para compartir todo lo que tengo con total generosidad,
sin dejarme atar por ninguna propiedad.

Dame sabiduría y fuerza para ser libre de verdad,
para renunciar a todo lo que me aparte de Ti,
para estar abierto del todo a la plenitud de tu Amor.


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