Él es la Palabra, la Vida y la Luz.




“El Verbo se hizo carne”. 
(Jn 1, 1-18)

Frente a tantas palabras, la Palabra.
Nada más, nada menos.

¡Seamos testigos de la Luz!
¡Su casa de acogida es María!
Vayamos hasta ella para encender el pábilo de nuestras vidas en la gracia y verdad del Hijo Encarnado.

La Palabra se hizo carne,
para hablar en gestos
y profetizar amores.

Se hizo frágil,
para romper certidumbres
y derribar fortalezas.



Se hizo niño
para crecer aprendiendo
y enseñar viviendo.





Se hizo voz,
en el llanto de un crío
y en las promesas de un hombre.

Se hizo brote
que en el suelo seco
apuntaba hacia la Vida.

Se hizo amigo
para anular soledades
y trenzar afectos.

Se hizo de los nuestros
para enseñarnos
a ser de Dios.

Se hizo mortal,
y atravesando el tiempo
nos volvió eternos.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

UN AÑO MÁS
Vida.
Un año más.
Preocupación.
Un año más.
Alegría.
Un año más.
Encuentro.
Un año más.
Desencuentro.
Un año más.
Lucha.
Un año más.
Decepción.
Un año más.
Ruptura.
Un año más.
Amistad.
Un año más.
Incertidumbre.
Un año más.
Acogida.
Un año más.
Esperanza.
Un año más.

Las estrellas marcan las horas de un nuevo año que se acerca ya.
Donde se renuevan las ilusiones, sueños, buenos deseos y esperanzas, para que tengas la oportunidad de hacerlos realidad y seguir confiando.
No dejes nunca de soñar!

Un ciclo termina, algo nuevo va a comenzar.
Por todo lo vivido, gracias.
A lo que va a comenzar, bienvenido.
Mi deseo es que todo lo viva en la presencia de Dios.
Que Él sea mi guía, mi motor, mi luz.
Que mis sueños se acerquen a lo que Él ha soñado para mí.

Que el paso del tiempo me despoje de las hojas muertas, me aligere la carga y me prepare para el vuelo.
Que adelgace mi ego, no sólo mi cuerpo.
Que aspire a lo puro, lo sano, lo verdadero y no a lo infumable.
Que me ponga en forma el corazón solidario y ejercite la misericordia.

Agradece a Dios todo lo vivido: lo bueno y lo malo.
Dios te acompaña en todos los momentos del año.
Ofrece al Señor este nuevo año guiado por Él, sé fiel, el Señor te cuida y te sostiene todos los días de tu vida.
Él es la Palabra, la Vida y la Luz.

Antes de comenzar el nuevo año, podemos dar gracias por todas las personas y acontecimientos positivos del año viejo, para cargarnos de energía; y pedir perdón por lo que no hicimos bien u ofrecerlo a quienes nos hicieron daño, para liberarnos de pesos muertos:

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI. Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir. Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También perdón por no corresponder a tu amor, por la oración que poco a poco fui aplazando. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.


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