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Vigilancia




“Estad siempre despiertos, 
pidiendo fuerza” 
(Lc 21, 36)

El creyente tiene que vivir siempre en vela, como el servidor que espera en cualquier momento la vuelta de su señor. 
Ora incesantemente para que no caigas en la tentación de abandonar el camino del seguimiento de Jesús.
Mantenernos siempre de pie ante el Hijo del hombre.
Invitación a una constante vigilancia.


La mente despierta y clara, afinados los cinco sentidos, el corazón alegre y generoso, para encontrarme contigo.
Señor afianza mi fe y aumenta mi esperanza para que esté despierto y pueda saber y cumplir tu voluntad.

No temas comparecer ante Jesús, María te llevará de la mano
María siempre vigilante por cada uno de nosotros, sus hijos.



¡Ven, Espíritu Santo! 
Ora en mi interior. 
Mantén despierta mi fe. 
Alienta mi esperanza. 
Aviva la llama de mi amor. 
Hazme generoso en la entrega a los demás.

Señor,
nos quieres en vela,
despiertos, atentos, sin perdernos una,
con los ojos fijos en ti y en el mundo en el que vivimos,
en las personas que gozan y sufren a nuestro lado;
porque Tú estás presente en todo lo que sucede
y nos hablas desde cada acontecimiento.

Señor,
nos quieres en vela,
siempre en camino, siempre en pie,
siempre superando etapas
y afrontando nuevas rutas,
siempre discriminando lo que más conviene,
siempre preparados para lo que haga falta.

Señor,
líbranos del vicio y la bebida,
de la preocupación del dinero,
del activismo, los agobios y prisas,
de las obsesiones, la comodidad y la pereza,
de todo lo que nos anestesia
de todo lo que nos impide verte.

Señor,
danos la fe necesaria para que, desde la caridad,
nos encuentres siempre en vela para verte,
y con el corazón abierto, para acogerte;
para disfrutar de la paz y la alegría
que sólo Tú nos puedes dar. Así sea.




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