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El discípulo amado



 “El otro discípulo 
corría más que Pedro; 
se adelantó 
y llegó primero al sepulcro” 
(Jn 20, 1 a. 2-8)

Un recién nacido al que una mujer envuelve en pañales.
Un sepulcro abierto y las vendas del sudario enrolladas cuidadosamente.
Al inicio, en Belén, un puñados de pastores, pobres de corazón, glorificaban a Dios por lo que habían visto.
Y al final, en el sepulcro, el discípulo a quien Jesús amaba vio y creyó.
Como veis, hacen falta muy pocas cosas para que nazca la fe...., pocas cosas, pero infinitas como el corazón y el amor y, profundas, como el calor de una mujer y el silencio del misterio.
El discípulo amado, Juan, cuya fiesta celebramos hoy, entró y vio:!vio y creyó!

VIO Y CREYÓ
Porque corría más veloz, vio y creyó.
Porque escuchó los latidos de su corazón, vio y creyó.
Porque fue objeto de su amor, vio y creyó.
Porque fue testigo de su dolor, vio y creyó.

Un momento después, exclamará María con todo su corazón y con todo el ímpetu de su ser: ¡"Rabboni"!
San Juan, el discípulo amado, es una figura de fundamental importancia al inicio de la Iglesia porque nos muestra al Jesús más íntimo, el que se revela Hijo de Dios hecho carne, que ha venido a desvelarnos el rostro del Padre. Es un gran teólogo cuyo símbolo es el águila, porque, es el único pájaro que puede mirar al sol, que para Juan es Cristo, sin quedar deslumbrado. Y nos recuerda la vital tarea de todo discípulo: buscar al Señor en todo momento, buscar los signos visibles del Señor para sentir su amor y la salvación que trae su Palabra.
Como veis, hacen falta muy pocas cosas para que nazca la fe...., pocas cosas, pero infinitas como el corazón y el amor, y profundas como el calor de una mujer y el silencio de Juan ante el misterio. AMOR y SILENCIO.
¡Si lo tienes, crecerás en la fe!


Dios hace posible lo imposible.
Se hace niño.
Se acerca.
Llega.
Me toca.
Camina junto a mí.
Es el amor más grande.
En la noche de Belén todo es posible.

Dios se hizo carne para caminar con nosotros.
A nuestra altura.
A nuestro lado.
A nuestro paso.
Él llega allí donde cada uno esté para llenarnos de alegría.

La vida se hizo visible.
La Palabra se hizo carne.
Dios se hace hombre por amor al hombre y nos abre el camino de vuelta a casa.
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".

Cuida tu corazón.
No dejes que crezcan los malos sentimientos.
Alimenta el bien que hay en ti.
Ábrelo a la ternura, a la misericordia.
Bendice.
Da gracias.
Perdona.
Reza.
Adora y confía.



Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con la misma decisión y generosidad de Juan Evangelista.
Cuando lo llamaste, a orillas del lago Tiberiades, inmediatamente dejo la barca y a su padre y te siguió.
No lo dejó para dentro de un rato, o para mañana.
Casi no te conocía.
No sabía qué le esperaba, pero tu voz resonó en su corazón con tal fuerza que lo dejó todo y te siguió.  
Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con decisión y generosidad.

Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme, como a Juan. Juan y su hermano Santiago iban en busca de privilegios. Pero estar a tu lado les fue cambiando. Entendieron que es menester beber el cáliz del amor, del servicio y de la entrega hasta la última gota. Experimentaron que el camino de la gloria pasa por Getsemaní y por el Calvario. Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme.

Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti, como Juan.
Él es "el discípulo a quien Jesús amaba", "el discípulo predilecto", el que se siente amado “hasta el extremo”.
También yo soy amado por amado por ti.
Tú me amas como si yo fuera tu único amigo y como si tú fueras el único amor que hay en mi vida.
Tú quieres que yo sea tu amigo y en ocasiones parece que me conformo con ser tu siervo.
Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti.

Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia, como Juan.
Es él una “columna” de la comunidad de Jerusalén.
Que sepa agradecer los talentos y capacidades que me has dado, poniéndolos al servicio de la comunidad.
Que sepa apoyar mi fe en las columnas de mis hermanos y que mi fe sea columna donde otros puedan encontrar seguridad y fuerza.
Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia.

Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe en Ti, como Juan.
 Ante el Sanedrín que perseguía a los primeros cristianos, Juan dijo:  
"No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído".
Ayúdanos a proclamar nuestra fe, ante el sanedrín de los que te niegan y los que te buscan, ante el sanedrín de facebook y twitter, ante el sanedrín de la injusticia y la pobreza.
Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe.

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