Ir al contenido principal

Esperanza y alegría

 


"Vuestra tristeza se convertirá en alegría."
(Jn16,16-20).

Cuantas veces vivimos en nuestra vida esta experiencia. Pasar del agobio, del miedo, de la incerteza, a la alegría de ver nuestra vida renacida. Por circunstancias propias o de personas a las que queremos, las oscuras nubes que lo cubren todo de oscuridad, se ven disipadas por la claridad de un sol que lo ilumina todo. Se deshace el nudo y la vida se nos presenta como bendición y compañía. Celebremos cada día el milagro del renacer, sabiendo que el camino es largo, pero estamos bien acompañados.

Jesús no oculta a sus amigos que llorarán y se lamentarán. En contraste con el mundo, cuya alegría refleja la satisfacción por su aparente victoria. Pero inmediatamente les anuncia la alegría. El será su alegría, y en la alegría encontrarán la fortaleza. «Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (EG 1)


«Vuestra tristeza se convertirá en alegría»
A veces creemos que debemos estar tristes y tener caras de compungidos en la vida y que la alegría no va unida a la vida creyente. Y nos equivocamos, pues él nos recuerda que la alegría es el estado natural del cristiano al que llegar.

La tristeza se convierte en alegría cuando el Señor se hace presente en la vida. Es él quien alienta la luchas, las incomprensiones, los vacíos y los miedos. Quien nos regala la oportunidad de situarnos desde otra perspectiva frente a las adversidades.

El poder del Espíritu es convertir la tristeza en alegría. La tristeza de la ausencia será alegría en la acogida del Espíritu, en dejarle sitio en nuestro corazón. No hay ausencia, es diferente presencia. Dios siempre está con nosotros. El Dios de Jesús siempre está.

El Espíritu transforma nuestra soledad con compañía, nuestra tristeza en alegría, nuestra oscuridad en luz, nuestro desconsuelo en esperanza.

Espíritu Santo, en mis momentos de dolor, 
infunde en mí la esperanza y la alegría 
que brotan de Cristo resucitado.

 


La alegría del evangelio es la   de  saber que no estamos solos. La de sentirnos queridos. La que no pasa, la que permanece. La de corazón. Es contagiosa, de unos a otros, es parte del anuncio y la misión. La que Él nos da al romper la soledad y su ausencia, la del Espíritu Santo.

 

Esperanza

La noche de la humanidad
se va cerrando impenetrable.
Pero ella está ahí
firme, fuerte, fiel;
iluminada y luminosa.

La esperanza…
que sostiene
y que hace crecer.

La esperanza…
que tiene forma de cruz,
pero también de piedra corrida.
Que tiene el sabor amargo de la hiel,
pero también el aroma del mejor vino.

Que nos sumerge en lo rutinario,
pero con la novedad de lo creativo.
Que sangra,
pero desde la rugosidad
de la herida cicatrizada.

Que es agua para el sediento,
pan para el hambriento,
descanso para el extenuado.

Que es justicia para los olvidados,
prole para los estériles,
y corazón abierto para los hermanos,
porque late en el silencio,
el germen de una nueva humanidad.


(Hermana Viviana Romero)


 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...