Jesús, ante las acusaciones de los fariseos, les reprocha que no le creen porque no son de sus ovejas. Les da dos indicaciones de cómo se comportan los suyos: conocen su voz y le siguen. Cuando estas dos cualidades están ausentes de quien se llama cristiano, no hay discipulado.
Es un Pastor único, Él nos da 'vida eterna'. Con Él tenemos una relación constante, una relación permanente, una relación que llena de vida y sentido lo que hacemos. No es una relación de momentos, es una relación de proyecto de vida.
La oveja perdida
Ven, Jesús, a buscarme,
busca a la oveja perdida.
Ven, pastor.
Deja las noventa y nueve
y busca la que se ha perdido.
Ven hacia mí.
Estoy lejos.
Me amenaza la batida de los lobos.
Búscame,
encuéntrame,
acógeme,
llévame.
Puedes encontrar al que buscas,
tomarlo en brazos
y llevarlo.
Ven y llévame
sobre tus huellas.
Ven Tú mismo.
Habrá liberación en la tierra
y alegría en el cielo.
(san Anselmo)
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