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¿Buscas?

 

 
"Me buscáis, no porque hayáis visto signos, 
sino porque habéis comido pan" 
(Jn 6,22-29)

Llama la atención la perseverancia con la que la gente busca a Jesús. Han comido y se han quedado en lo material. Lo buscan por el interés. No han descubierto el signo. Desde la fe damos el salto al alimento que no perece y da vida eterna: Creer en Jesús.

¿Por qué lo buscas? Creo que hay que buscarle para mantener una relación con Él que sea respuesta a lo mucho que nos quiere. Llamados a buscarle en los hombres y mujeres de este mundo para escuchar en sus gritos su voz, en sus lamentos su propuesta de misión... Es una búsqueda sin egoísmo, no lo busco para que me 'recompense', lo busco para responder a su llamada, para un encuentro que me transforme.

Señor, dame hambre de tu Palabra
 y ayúdame a buscarte cada día
con un corazón sincero


«Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna»
Nuestra misión es ir haciendo realidad el Reino y eso no se consigue aquí y ahora. Vamos en contra de un mundo que lo quiere todo y lo quiere ya, para nosotros es un camino de fe, razón y vida.

«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado». Para captar lo relevante hay que ir a lo esencial. Y lo esencial es clarificar lo que Dios quiere, aquello que detectamos en sus obras; que no es otra cosa que creamos en el que él ha enviado. No pensemos que Dios gana nada con nuestra fe en él. Somos nosotros los beneficiarios

Creer en Dios implica todo: tu mente, tu corazón y tu acción. Cuando estos 3 se conjuguen en tu vida, podrás decir: creo en Dios...


Creer es el fruto de conocer. Al encontrarnos con Jesús, al escuchar su palabra, al ver sus gestos, su cuidado atento, su escucha, se activa en nosotros la confianza. La fe no es solo una adhesión intelectual a una verdad, sino el nacimiento de una amistad y de una atracción. Seguir a Jesús como amigos introduciendo nuestro ser en un "nosotros". La resurrección es aprender a no vivir en soledad, sino acompañados.

Es verdad…
Tú, Jesús, sabes muy bien
con qué facilidad me olvido de ti.
Pero he descubierto que solo el Pan que tú eres
es lo que alimenta mi vida,
me saca de la debilidad
y me da una fuera nueva.
Solo el Pan que tú das y que tú eres
puede transformar mis ideas
y envolverme en un abrazo de luz y de paz.
 

 



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