(Jn 15,9-17).
Hermosísimo tu evangelio hoy. Para leerlo con calma y rumiarlo, dejar que la palabra penetre en nuestros corazones.
Para que mi alegría esté en vosotros.
Para que vuestra alegría llegue a plenitud.
A vosotros os llamo amigos.
Os he elegido y os he destinado para que deis fruto,
y vuestro fruto dure.
El Señor pide a sus discípulos que permanezcamos en su amor. Nos lo propone como un imperativo. Sabemos que tiene que ver con la fidelidad, y ésta, a su vez, con guardar sus mandamientos, es decir, cumplir su voluntad. Todo tiene su origen en el amor trinitario que se expande y llega a nosotros como pertenencia. Permanecer en el amor de Jesús. Es la única manera de ser en él y él en nosotros. El amor une en la diversidad. A la criatura y a Dios. Lo pequeño y lo inabarcable. Es el amor de Dios que se derrama en una infinita permanencia.
Señor, te pido que hagas de mí un testigo.
Moldea desde dentro mi corazón.
Así mis palabras y mis gestos contagiarán tu alegría, anunciarán la noticia de tu gran bondad y mi esperanza será una propuesta creíble de vida nueva.
Ven, Espíritu Santo, afianza mis pies en el camino de Jesús. Que mi vida sea un testimonio de fe y de esperanza.
Permanecer a su lado, pegados a Él. No es una obligación, una carga, es una amistad, 'os llamo amigos', no somos siervos. A su lado permanecemos y nos llenamos de alegría, 'para que su alegría esté en nosotros'. Permanecer unidos a Él, para dar fruto. Esta historia maravillosa de amor, de amistad, la comenzó Él, 'soy yo quien os ha elegido'. Permanecer a su lado, pegados a Él.
«Para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» Nos hemos olvidado que la alegría es una nota propia de nuestra fe, porque si el Padre nos ama, no podemos permanecer tristes o con cara de enfado, debemos ser testigo.
Que tengamos Vida Eterna hace que todas las dimensiones de lo humano alcancen plenitud. Incluida la alegría. Todos batallamos diariamente entre incertezas y cansancios. Malos entendidos e incomprensiones. Metemos la pata más de lo que nos gustaría. Pero se nos da la posibilidad de vivir una alegría que no depende de nosotros. De lo bien o mal que hagamos las cosas. La alegría plena nace de la seguridad del amor que Jesús nos tiene cuando nos llama. Y de la buena gente que pone a nuestro lado.
ruega por nosotros,
para que tengamos
siempre abiertos nuestros oído
y dispuestos nuestros pies
para seguir a Jesús
por los caminos que nos vaya mostrando”
Salmo de alegría y esperanza
Con un corazón limpio y
sincero queremos darte gracias.
Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría;
tus obras son grandiosas,
y están iluminadas de verdad;
sincero queremos darte gracias.
Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría;
tus obras son grandiosas,
y están iluminadas de verdad;
Tú amas, Dios nuestro, la justicia;
toda la tierra está rociada con la lluvia de tu bondad.
Dios, nos sentimos pequeños,
Dios, nos sentimos pequeños,
como granitos de arena, ante ti;
Tú tienes palabras de vida que no pasan;
palabras que se hacen acción;
solamente Tú, Señor, tienes poder para hacer lo que dices.
Tú contemplas nuestro suelo desde la altura de tus cielos; tu corazón de Padre ama, uno a uno, a todos los hombres; desde tu casa te alegra el bien del hombre y su progreso; desde tu casa te entristece el mal del hombre
Tú contemplas nuestro suelo desde la altura de tus cielos; tu corazón de Padre ama, uno a uno, a todos los hombres; desde tu casa te alegra el bien del hombre y su progreso; desde tu casa te entristece el mal del hombre
y su retroceso.
Tus ojos llenos de amor y ternura
Tus ojos llenos de amor y ternura
cuidan de la obra de tus manos,
todos los que esperamos en el triunfo de tu amor,
tendremos respuesta;
tendremos respuesta;
porque Tú, oh Dios, has liberado nuestra alma de la muerte entregando en la cruz al Hijo amado, al Enviado:
Él nos ha dado vida nueva y en Él te decimos:
Abba, Padre.
Emilio Mazariegos
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