Ir al contenido principal

Yo soy....

 


«Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
 
(Mc 8, 27-33).

Los discípulos quieren un Mesías que solo viva en el triunfo. El plan de Dios es otro, pasa por la pasión a la gloria. El plan de dios se revela en la cruz. No puede haber salvación sin cruz, resurrección sin pasión. Así lo ha pensado Dios.  Cada ser humano nos pregunta: ¿quién dices que soy yo? ¿Soy para ti alguien diferente, un extraño, un hermano?

Señor, me asustan las dificultades y el dolor. 
Me gustaría que fuera más sencillo seguir tus pasos. 
Necesito que me repitas una y otra vez: 
No temas, yo estoy contigo.  
Amén.


«Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Es la pregunta que nos dirige para que al orar demos respuesta y respondamos si es un ser lejano o más bien es quién camina con nosotros y nos enseña a comprender, conforme avanzamos al andar, que es el Hijo de Dios que nos ama. Lo propio de un discípulo es seguir a su Maestro. Jesús no se queda en la pregunta sobre su identidad. Le interesa, más bien, invitarnos a seguirle, invitarnos al discipulado. Ser cristiano no es otra cosa que situarnos existencialmente detrás de él y seguir fielmente sus pasos.

¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20,28)
Tú eres el Cristo,
el Hijo de Dios vivo.
(Mt 16,16)
¿A quién, Señor, iremos
si te dejamos?;
Tú tienes palabras
de vida eterna.
(Jn 6,68)
Tú, lo sabes todo,
sabes que te amo.
(Jn 21, 17)
Señor, te seguiré
a donde quiera que vayas.
(Mt 8,19)


«Tú eres el Mesías».
Encontrar en nuestra vida a Jesús, un amigo, un compañero, el "ungido de Dios", es haber encontrado al que es capaz de acompañar todo lo que vivimos. Es el que expulsa la soledad, el que fortalece nuestras rodillas vacilantes y aquieta los temores en el corazón. Por eso nos pregunta Jesús: "¿Quién soy para ti?" ¿Crees que puedo hacer de tu vida un proyecto de plenitud? Conocer existencialmente a Jesús es fuente de paz, de confianza, de cariño permanente, de caminar y vivir todo acompañados.

Decir quien es Jesús va mucho más allá de unas palabras. Es acoger el misterio que lo envuelve. Dejarse atrapar en una instrucción que nos habla de pasión, rechazo, ejecución y muerte. Mirar en otra dirección es haber equivocado el camino. Pensar y vivir sin Dios.


“Tú piensas como los hombres, no como Dios”.
Pensar como Dios es mirar la dificultad y vencerla. Es vivir en este mundo con su proyecto de vida de darse a los demás. Es aceptar la cruz, la tarea diaria como un compromiso y una respuesta a su llamada. Dios piensa amando, pensar como Dios es amar sin medida. Dios piensa con misericordia, nuestro pensamiento tiene que ser de perdón. Pensar como Dios es amar con locura, dar la vida por el hermano.

Y yo, ¿trato de pensar, sentir y actuar al modo de Dios?

Tú eres, Jesús, el Camino que conduce al Padre, a la felicidad más grande, a la fraternidad mejor lograda.
El camino es abajarte a los más pequeños, como Tú y Contigo.
El camino es encarnarte en la vida, como Tú y Contigo.
El camino es trabajar y orar discretamente, como Tú y Contigo.
El camino es abrirse al Espíritu, como Tú y Contigo.
El camino es vencer las tentaciones con la Palabra, como Tú y Contigo.
El camino es la pobreza, la mansedumbre, la pureza, como Tú y Contigo.
El camino es trabajar por la paz y la justicia, como Tú y Contigo.
El camino es acercarse y contar con los descartados, como Tú y Contigo.
El camino es trabajar lo posible y dejar el resto en manos del Padre, como Tú y Contigo.
El camino es amar y servir en todo, como Tú y Contigo.
El camino es compartirlo todo, darse sin medida, como Tú y Contigo.
El camino es rezar y confiar en el Padre, como Tú y Contigo.
El camino es esperar la resurrección tras cada muerte, como Tú y Contigo.
Tú eres, Jesús, el Camino que conduce al Padre, a la felicidad más grande, a la fraternidad mejor lograda.

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...