"Mar adentro"


 "Rema mar adentro y echad las redes". 
(Lc5,1-11).


Jesús de Nazaret tiene un modo singular de proceder: siempre une sus palabras y sus hechos, en este caso, su enseñanza y su pesca milagrosa. Esta manera de proceder revela a Jesús como un gran Profeta y Maestro, con personas deseosas de seguir de forma incondicional sus huellas.

El Evangelio no es "tierra firme", sino "mar adentro"; no es un lugar de seguridades, sino la invitación a medirnos más alto y más hondo para adentrarnos en el misterio con una sola certeza: cuando no hacemos pie, experimentamos que hay Alguien capaz de sostener nuestra vida.

"Rema mar adentro y echad las redes". A pesar del cansancio y la duda, Pedro confía en Jesús... ¡y el milagro sucede! A veces sentimos que nuestros esfuerzos no dan fruto, que nuestras redes están vacías. Jesús nos invita a confiar más allá de la lógica y del miedo. ¡Rema mar adentro!, si Jesucristo viene en tu barca, vendrán tormentas pero, avanzarás a puerto seguro: Vida Eterna, comenzando desde aquí. No es fácil ser testigos de Cristo hoy. Necesitamos una fe muy grande… y la fe es un don de Dios. ¡Pidámosle con humildad el don de la fe!

Solo por Tu Palabra, echaré las redes .Ella es el motor y la razón de la misión. En ella las redes se llenan de personas buscadoras. En ella descubrimos lo que nos distancia de ti, nuestro pecado. En ella nos hacemos solidarios de las barcas vacías de luz y vida.


«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».  
Pedro proyecta en Jesús lo que había aprendido como judío. Que del pecado hay que alejarse. Lo roto, lo enfermo, lo feo, causa repulsa y rechazo. Jesús trae una Nueva Vida y a un Dios nuevo. Que abraza lo roto y lo restaura. Que capta la belleza del tesoro que oculta el barro. Que no se queda en la apariencia sino que mira el corazón. Jesús nos llama a todos no por nuestras fortalezas ni habilidades. Nos llama porque desea que nuestras vidas encuentren la plenitud. Que nadie se quede inacabado en esta obra de la misericordia.

Cuando el Señor sube a la barca de nuestra vida para llevarnos la buena noticia del amor de Dios que siempre nos acompaña y nos sostiene, entonces la vida vuelve a empezar, la esperanza renace, el entusiasmo perdido regresa y podemos echar las redes al mar nuevamente.


Cuento contigo
Cuento contigo, me dices cuando me envías y sigues andando.
Cuento contigo para que lleves mi Reino que también es para ti.
Cuento contigo hasta con tus sorderas, cegueras y parálisis.
Cuento contigo porque quiero necesitarte... es mi modo de ser Mesías.
Cuento contigo para que, aunque mojado y con miedo, juntos caminemos sobre el agua.
Cuento contigo porque necesito tus redes vacías para seguir pescando.
Cuento contigo para que cuando no sepas qué decir me sigas anunciando.
Cuento contigo para que desde tu perplejidad brote una nueva mirada contemplativa.
Cuento contigo para que entre tanta pasión volvamos a resucitar.
Cuento contigo porque las pobrezas y exclusiones nos duelen cada vez más.
Cuento contigo para que en las fronteras vibren y latan tu vida y la mía. 
(Marcos Alemán)





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