“Cuando ayunes, perfúmate la cabeza
y lávate la
cara”
(Mt 6,17)
Sé auténtico, destierra el postureo.
En Cuaresma, vive tu fe siguiendo los pasos de Jesús.
Los caminos del Espíritu son gratuitos y aparecen con un
cierto aire de anonimato.
Nacen en lo escondido, sin fingimiento.
Conviértete a la verdad y la sencillez en este tiempo de
gracia.
Esto alegra al Espíritu.
“Y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.”
Muy fan de un Dios que se fija en el corazón, no en las
apariencias.
Todo lo que hagamos sea en lo escondido y en lo secreto
del corazón, no para ser vistos.
Así nuestro ayuno, oración y limosna tendrán sentido a
los ojos del Padre.
Cuaresma.
Es tiempo de CAMBIAR lo viejo por lo nuevo.
"Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por
dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo
espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu
generoso. Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza"(Sal 50)
Qué suerte tenemos.
Cristo siempre nos ofrece la posibilidad de
reconciliarnos y volver a la alegría del Evangelio.
Es tiempo de gracia, tiempo de salvación.
Renace de tus cenizas.
En el silencio y la soledad donde Tú nos habitas.
Despojados de todo.
Hastiados de tanto ego, tanto consumo, tanta injusticia.
Hambrientos y sedientos de vida nueva.
Así venimos a ti.
Conviértenos.
Auméntanos la fe.
Que la ceniza de este miércoles lo sea de todo aquello
que no es, aunque te empeñes en ello.
De todo lo que te mantiene en la mentira y en las
pequeñas corrupciones.
Haz ceniza de todo lo que te conduce por caminos de
muerte.
Y déjate untar con ella.
Sé valiente y vivirás.
Comienza la Cuaresma con alegría de corazón.
Nada va a aprender un tristón o un apesadumbrado.
Todo lo harán girar en torno así mismos.
Tú alégrate de cada palabra escuchada con el corazón.
Y cambia, hazte fraterno, hazte una hoguera de luz y de
calor.
Hay necesidad de calor.
Saber que tú nos miras en lo escondido, nos basta.
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