Ir al contenido principal

Abbá



“Vosotros orad así: Padre nuestro”  
(Mt 6,9)  



Muchas veces rezamos como papagayos y apenas se nos entiende.
¡Vocaliza y expresa tu amor a Dios por medio de la oración!

"Cuando recéis no uséis muchas palabras"...
Hacer silencio, contemplar, detenerse, respirar... para que no se nos escape la vida, y solo decir: Padre nuestro.

La oración del corazón gusta más de silencios y soledades que de muchas palabras.
A veces basta con rumiar despacio, dejando que el alma se empape de gratitud y amor al poder pronunciar "Padre nuestro".

Nunca pares de orar, aunque te parezca que Dios no responde; tal vez tus ojos no vean, pero el Señor está trabajando a tu favor. !Espera...!

No se trata de orar para satisfacer ciertas necesidades, sino para descubrir que Dios es  Padre y nos llama a la  comunión con Él y  con los hermanos.

Todo lo que le podemos pedir al Señor y todo lo que Él quiere concedernos está contenido en el Padrenuestro.
Cada vez que lo rezamos, reconciliados con el hermano, el Padre reconoce en nosotros a su propio Hijo Jesucristo.

Con Cristo gritamos al Padre en nuestro diario vivir:
¡Dios y Padre mío! ¡PADRE, PADRE, PADRE NUESTRO!
Perdónanos como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden...
¿Puedes levantar las manos a Dios nuestro Padre y rezar la oración del Señor sin ruborizarte? 
Perdona y nunca te sonrojarás como hijo.

Nos ponemos en manos del Padre para que cambie nuestro corazón: sepamos perdonar y compartir el pan con quien tiene menos que nosotros.

- Padre nuestro, ayúdanos a encontrar cada día sentido a la vida.

Si el Espíritu no enciende cada madrugada el fuego del amor, la oración no quema.
No basta con saber las cosas de memoria; tienen que llegar al corazón.
Jesús pone en tus manos el mejor regalo: al Padre nuestro.
Déjate sorprender por estas palabras.
Entra a pie descalzo en ellas.
Saboréalas.
Repítelas despacio en este día. 


Ven, Espíritu. Enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Di en nuestra interioridad:

Abbá, Padre nuestro.   

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

Santa Teresa de Calcuta

UN ÁNGEL EN LA TIERRA   SEÑOR ENSÉÑANOS A AFRONTAR  LAS LUCHAS DE LA VIDA DIARIA “Señor crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar las luchas de la vida diaria, para que vivamos en una mayor plenitud. Tú has acogido humilde y pacientemente los fracasos de la vida humana, como los sufrimientos de tu Crucifixión, así pues, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada jornada como ocasiones para crecer y asemejarnos más a Ti. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con coraje, llenos de confianza en tu apoyo”. (Santa Madre Teresa de Calcuta) "Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olv...