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Acercarse, coger la mano y levantar.


“Curó a muchos enfermos de diversos males”. 
Mc 1, 29-39.

“Cristiano es el que da la mano. 
El que no da la mano, ése no es cristiano, 
y poco importa lo que pueda hacer con esa mano libre”. 
(Charles Péguy).

Ponemos en tus manos, Jesús nuestras heridas.
Tómanos de la mano.
Ponnos de pie.
Te damos gracias por la vida que genera tu vida en nosotros.
Tú, Jesús, eres el amigo verdadero, nunca faltas.
Entra en nuestra casa y líbranos de todo mal.
¡Bendito seas!   
Queremos ir contigo, Jesús, al silencio, 
donde el Padre y el Espíritu se nos comunican en el silencio.
Juntos andemos, Señor.
Tú eres esperanza para la humanidad.                               


Señor, lo tenemos todo cuando estamos contigo.
Si ardo de fiebre, Tú eres la fuente que refresca.
Si estoy oprimido por tus faltas, Tú eres la liberación.
Si necesito ayuda, Tú eres la fuerza.
Si tengo miedo a la muerte, Tú eres la vida.
Si deseo el cielo, Tú eres el camino.
Si temo las tinieblas, Tú eres la luz.
Si tengo hambre, Tú eres el alimento.
Señor, lo tenemos todo cuando estamos contigo.

Adaptación de una plegaria de San Ambrosio de Milán.



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