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Instrumentos de Dios

 

«Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios 
subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
 (Jn1,47-51).

«¿De qué me conoces?» Le preguntó Natanael a Jesús. Nos atrevemos a preguntarle cuando nos encontramos con él, sin darnos cuenta que desde el principio de ser engendrados su mirada ya estaba sobre nosotros, y lo único que nos faltaba era atrevernos a mirarle y llevar adelante lo que nos pide en la vida.

Él nos ve. Pero no para llevar 'cuenta de los delitos', nos ve porque nos quiere. Nos ve para no estar lejos. Nos ve porque le preocupamos, porque nos ama. Su mirada es de misericordia. Es una mirada compasiva, dispuesta a ayudar... ¿le dejamos? No quiere saltarse nuestra libertad, ama la libertad porque nos ama a nosotros como somos. Nos ve pero no impone, propone. 

Señor, aclara mi mirada para que se vuelva hacia Ti.
Ahora que estoy sediento, sáciame.
Ahora que soy débil, fortaléceme.
Dame tu Espíritu.
Señor, dame un corazón sencillo y sincero
para reconocerte y seguirte con confianza.

 


Celebramos a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, mensajeros y protectores de Dios. Que nos recuerdan que hay seres invisibles que no nos abandonan porque el Eterno Padre nos cuida…

El culto a los ángeles va dirigido a Dios y su mismo nombre habla de Dios: Miguel "¿Quién como Dios?", Gabriel " Dios es fuerte"  y Rafael "Dios sana".

«Veréis el cielo abierto ». Necesitamos ver el cielo abierto para que nos llegue un poco de luz a tanta miseria; un poco de la luz de Dios hecha misericordia ante tanta tragedia; Necesitamos ver la sonrisa de un ángel, de un enviado tuyo para que todos tus hijos nos sintamos invitados a volver a tus brazos.

También nosotros estamos llamados a ser instrumento de Dios para el mundo, subiendo nuestra oración de intercesión por todos y bajando su mensaje de vida para cada uno de nuestros hermanos.

La liturgia nos invita a su alabanza y nos hace solidarios de sus misiones.


Ángel es todo aquel que descubre la presencia de Dios y la hace extensible a los demás. El cielo está abierto 24/7. El que quiera entrar solo tiene que querer. Los ángeles del suelo con insistencia animamos a todos a entrar. Se está bien en casa, en la casa de Dios. Desterrados, perdidos, aislados, pasamos mucho frío, mucho miedo, mucha tristeza. Por eso sí estamos atentos descubrimos a tantos ángeles que nos invitan constantemente a entrar en su gloria

Ayudar a otros en su camino hacia el Señor es uno de los más nobles cometidos de nuestra existencia. Los cristianos, cuando nos mantenemos cerca del Señor, cuando nuestra amistad con Él es verdadera, somos "portadores"  de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras. 

Que seamos como el arcángel san Miguel protegiendo a los demás. 

Que seamos como el arcángel san Gabriel llevando a los demás mensajes de alegría y de esperanza.   

Que seamos como el arcángel Rafael asistiendo y consolando a los demás en su dolor.

 
“Estad alegres, cielos, y los que moráis en ellos” (Ap 12, 7-12a)

Alegres porque se ha establecido la salvación,  y el poder, y el reinado de nuestro Dios.
Alegres porque los ángeles de luz han vencido  a los ángeles de la oscuridad, a las tinieblas del mal.
Alegres porque tú estás con nosotros 
anticipándonos las maravillas de tu reino.
Alegres porque nos llamas a vivir una vida sin fin, gozando de tu presencia.
Alegres como María, la llena de gracia, que recibió el saludo de Gabriel.

 

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