Imaginando a Jesús, repetimos las palabras del profeta Isaías: "¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del mensajero que anuncia la paz, que proclama la Buena Noticia de la salvación!" (Is 52,7)
Jesús camina de pueblo en pueblo. Es un peregrino que visita con alegría todos los lugares. Jesús va siempre al encuentro. No espera. Se adelanta y se ofrece. Tiene prisa por sembrar el gozo en los surcos del mundo.
«Iba de pueblo en pueblo anunciando la Buena Noticia del reino de Dios» No podemos quedarnos sentados, tenemos una misión que aprendimos de él: no quedarnos para nosotros la alegría de sabernos amados en nuestra vida y compartir la experiencia de su presencia viva con los demás.
A eso nos llamas A evangelizar proclamando la buena noticia del reino. A compartir la alegría del evangelio. A dar vida en tu nombre. No a condenar, a constreñir, a fatigar, a imponer cargas pesadas que no llevamos nosotros mismos. Haznos apóstoles tuyos según tu voluntad.
"Jesús iba acompañado" ¿Quién no ha agradecido poder contar con alguien en el camino, en su vida? Él quiere ser también compañero en el camino. Déjate acompañar y cuidar por Él.
Jesús camina con los Doce y con algunas mujeres. Tres de ellas tienen nombre. Jesús visibiliza a las mujeres en el seguimiento. Las coloca a su lado en la evangelización. Son seguidoras y servidoras en el anuncio del Reino.
Jesús devuelve la dignidad y la centralidad de la mujer, en un tiempo donde era reducida a su capacidad de engendrar vida y trabajar. Frente al machismo cultural, Jesús cuenta con las mujeres en su misión de construir el Reino. Ve en sus vidas el reflejo del rostro femenino de Dios: su amor entrañable, su compromiso, su generosidad. María Magdalena es la "Apóstol de los apóstoles", la primera que anunció la resurrección de Jesús. Le seguían, era su Maestro. Le buscaban y le escuchaban. Ayudaban con sus bienes a Jesús, le cuidaban, se sentían y eran de su grupo. Conocemos sus nombres, sabemos quiénes eran, fueron importantes en las primeras comunidades cristianas. Junto a los Doce caminaban con Él.
Todos sin distinción, estamos llamados a servir y anunciar el Reino desde lo que somos y tenemos, poniendo nuestros dones al servicio de la misión.
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