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Mostrando entradas de marzo, 2025

¡¡¡Adelante!!!

  “El hombre creyó en la palabra de Jesús  y se puso en camino”   (Jn 4,43-54). A Jesús acuden muchos poniendo en él su última esperanza. Era el caso del funcionario real, que pide al Señor que intervenga pues su hijo se está muriendo. Jesús tan solo le dice "anda, tu hijo vive" . Él creyó en su palabra y se volvió a su casa. «El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino» Y encontró su hijo sano. Es el segundo signo que Jesús hace para que crean. Creer en la palabra de Jesús es el signo que a veces se espera. Cuando te encuentras con Jesús y lo escuchas, crece la confianza en la palabra que nos lleva al camino a anunciar el evangelio. “Si no veis signos y prodigios, no creéis” Tú eres el signo: tú mismo, tu cruz. Es el signo que nos has dado para la salvación del mundo. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero. “Anda, tu hijo vive”.  Qué bien le hace a nuestra vid...

Volver a casa

  "Este hijo mío estaba muerto y ha revivido;  estaba perdido y lo hemos encontrado”.   (Lc 15,1-3,11-32).   En el evangelio Jesús revela el corazón de Dios: siempre misericordioso con todos; cura nuestras heridas para que nos podamos amar como hermanos. Dos hijos que muestran la relación con el Padre. Uno, joven, inmaduro, egoísta, autosuficiente y vividor. Renuncia a la compañía de su padre buscando una falsa libertad. Otro, mayor, resentido, egoísta, alejado en la cercanía con el padre. Esclavo de una falsa obediencia . El hijo pródigo somos todos. El hermano mayor también. Ojalá sepamos ser, un poco, como ese padre bueno. Ser hijo es ponerse en sus manos en la debilidad, saberse acompañado en el camino. Nos ama. Hoy recibimos una invitación clarísima a la reconciliación. Podemos perdernos, alejarnos, equivocarnos, pero los brazos de Dios permanecen siempre abiertos y dispuestos a abrazarnos. Dios es siempre un nuevo comienzo. Lo hace todo nuevo....

Dos actitudes

    “¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”    (Lc 18, 9-14) La sabiduría popular se ve reforzada por las palabras de Jesús, al poner al descubierto dos actitudes opuestas al subir al templo y elevar la oración al Dios: uno, el fariseo, le da gracias por no ser como los demás; el otro, publicano, se da golpes de pecho pidiendo perdón. Dos actitudes ante Dios y los demás. El fariseo, se cree justo. Desprecia los demás porque se cree mejor. Ante Dios se sitúa como juez de los demás. O el publicano. Un hombre pecador, despreciado, que no levanta la mirada del suelo. Se reconoce en su «humildad».   Señor, concédeme un corazón humilde para reconocer mi necesidad de Ti y confiar en Tu misericordia. Señor, dame un corazón humilde y contrito. Ayúdame a reconocer mi necesidad de tu misericordia y a no confiar en mis propias obras. Enséñame a vivir con humildad, buscando siempre tu perdón y gracia. Suba nuestra oración a ti, Señor, como un homenaje a la verdad, como ...

Con esto, basta.

“Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”.  El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.    (Mc 12, 28-34) Todo judío conocía bien el "Shema Israel" del Deuteronomio: el Señor nuestro Dios es uno sólo; Amarás al Señor con todo tu corazón... La novedad que introduce Jesús fue unir un precepto del Levítico: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ahí está lo principal que hemos de vivir. «¿Que mandamiento es el primero de todos?» Aquel que hace que nuestra vida se llene en el encuentro con Dios. El momento que sentimos que él nos mira y nos envía a anunciar su presencia entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo, donde la relación se convierte en amor y fe. El mandamiento primero de todos tiene dos caras: Dios y el prójimo. Y no se pueden separar. No podemos decir que amamos a Dios sino lo hacemos también con quien tenemos cerca. No hay man...