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Mostrando entradas de marzo, 2025

Apoyados en Dios

  "El Espíritu lo fue llevando  durante cuarenta días por el desierto."   (Lc 4,1-13). El desierto es el lugar donde hay una ausencia total de estímulos externos. Es una invitación a no vivir distraídos, sino atentos a lo esencial. Es un aclarado voluntario de cuáles son las motivaciones que nos mueven a vivir. Sin planes, sin ofertas, sin reclamos, para reconocer el hambre y la sed de sentido y de significado. ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Quién me hace estremecer mi alma? Jesús reconocía que solo se vive de verdad cuando toda la atención la acapara el Dios dador de vida y la misión que Él nos confía. Ayúdame, Señor, a resistir las tentaciones y permanecer fiel a mis valores y convicciones espirituales, incluso en las mayores pruebas El Espíritu lleva a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. La tentación fortalece la fe. Negarse a convertir piedras en pan ( tener); arrodillarse ante el tentador( poder); y renunciar a la voluntad de Dios ( gloria)....

Hay que responder

  “No he venido a llamar a los justos,  sino a los pecadores a que se conviertan."   (Lc 5,27-32). Nos cuesta creer que Jesús haya venido a llamar a los pecadores; tal vez porque tendemos a considerarnos libres de pecado. Si hacemos un ejercicio mínimo de sinceridad, nos sentiremos necesitados del perdón de Dios. Incluso, sentiremos el gozo de ser llamados a la conversión. No busca Jesús un grupo de élite con el que desarrollar su misión. Nos descarta lo roto, lo feo, lo inútil, lo defectuoso. Se acerca a Leví y reconoce una vida dañada. Y de su interior nace el deseo de restaurar esa vida y llevarla a la plenitud. De coser las heridas con puntadas de amor. Por eso estamos de enhorabuena, porque vivimos con la certeza de que su amor nos salva y nos anima a no esconder el rostro ante la fealdad. Sino a abrazarla y cubrirla de belleza. La propuesta es clara para Leví y también para cada uno de nosotros, es personal, la hace mirándonos a los ojos: «Sígueme» . H...

Ayuna

  «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»   (Mt 9,14-15) . El ayuno es una práctica espiritual que acompaña todas las tradiciones religiosas. Ayunar es enseñar a nuestro cuerpo y a nuestra mente que no puede buscar recompensas inmediatas para mitigar el hambre y la insatisfacción. Jesús ayunó 40 días en el desierto, para que su sed y su hambre se dirigiesen directamente al único que las puede saciar. "Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre". Ayunemos de todo lo que no hace bien a los otros ni a nosotros mismos.   Preguntan a Jesús por la falta de ayuno en sus discípulos. El Señor les disculpa con vehemencia: cómo ayunar en el banquete de bodas mientras el novio está con ellos. Pero cuando se lo arrabaten, y lo quiten de en medio, entonces sí que ayunarán. La alegría no casa con el duelo. El ayuno no produce tristeza sino liberación, no es una carga sino una alegría. El ayuno facilita sitio, encuentro con É...