"El Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto." (Lc 4,1-13). El desierto es el lugar donde hay una ausencia total de estímulos externos. Es una invitación a no vivir distraídos, sino atentos a lo esencial. Es un aclarado voluntario de cuáles son las motivaciones que nos mueven a vivir. Sin planes, sin ofertas, sin reclamos, para reconocer el hambre y la sed de sentido y de significado. ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Quién me hace estremecer mi alma? Jesús reconocía que solo se vive de verdad cuando toda la atención la acapara el Dios dador de vida y la misión que Él nos confía. Ayúdame, Señor, a resistir las tentaciones y permanecer fiel a mis valores y convicciones espirituales, incluso en las mayores pruebas El Espíritu lleva a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. La tentación fortalece la fe. Negarse a convertir piedras en pan ( tener); arrodillarse ante el tentador( poder); y renunciar a la voluntad de Dios ( gloria)....