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Alégrate

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    "Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo  y dijo: Te doy gracias, Padre,  Señor del cielo y de la tierra."   (Lc 10,21-24). La misma alegría que nos debe inundar, no es la alegría del bullicio y vacía en la relación con los demás, es aquella que a pesar de los problemas, las enfermedades, nace en el corazón porque se sabe amada y nos abre los ojos a él. La alegría es fruto de la esperanza. Pero cuando la esperanza está conseguida, y es el Espíritu Santo el que lo mueve todo, entonces uno se llena de alegría; y se ríe con una risa contagiosa que ilumina toda la vida. Para que seamos felices, el Señor se entregó por nosotros. La alegría tiene que ver con la gratitud. Y la gratitud tiene que ver con la acción del Espíritu en nuestras vidas. Con el reconocimiento de lo amados que somos por parte de Dios cuando derrama diariamente su Espíritu en nosotros. Dar gracias es situarnos como receptores de vida, de las personas, de las circunstancias que no...

"No soy digno"

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  "Señor,  no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra,  y mi criado quedará sano."   (Mt 8,5-11). El Adviento nos invita a vivir en actitud de fe viva, confiada y sencilla, que acoge al Señor sin exigir pruebas y abre el corazón a su venida para toda la humanidad. Él viene para todos los hombres y mujeres, para hacer comunidad, para tejer redes de fraternidad. Aprovechemos el Adviento para crecer en la fe, que no es otra cosa que tener confianza en aquel que nos ha mirado y en su mirada descubre nuestro anhelo de tenerlo cerca y hacer de nuestra vida reflejo del amor que nos da. Al entrar en Cafarnaúm, un centurión le pide a Jesús que cura a un criado enfermo.   Para asombros de todos Jesús contesta: "Voy yo a curarlo". El centurión afirma que no es necesario, que basta que lo diga de palabra. El Señor se asombra de la fe de aquel hombre extranjero. Tu Palabra, Señor, es mi fuerza y mi paz. Jesús, creo en Ti: ven y habita en mi c...

Preparados

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  "Estad en vela, porque no sabéis  qué día vendrá vuestro Señor".   (Mt 24,37-44). La atención y el interés se activan cuando lo que sucede nos incumbe. Si juego a la lotería el sorteo de Navidad me interesa y lo sigo con atención. Convertirme en millonario o seguir con mi vida miserable depende de la suerte y me tiene atento. Así con todo lo que ocurre. La cercanía del Señor es tan importante y decisiva que también pide atención. Si la fe no nos activa la atención y el amor es que se ha vuelto sosa e inoperante. Que el Adviento nos active la capacidad de atención y de emoción. ¡Despierta, alma dormida,  porque no conoces el día ni la hora  en que tu Señor vendrá a tu encuentro! ​ "Ven, caminemos a la luz del Señor" (Is 2,1-5)  Hoy encendemos la primera vela: una llama pequeña que despierta, que nos sacude la tristeza y nos invita a caminar con gozo. El Adviento empieza… y solo la esperanza tiene permiso para quedarse.  Voy hacia ti, llamado po...