Alégrate
"Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra." (Lc 10,21-24). La misma alegría que nos debe inundar, no es la alegría del bullicio y vacía en la relación con los demás, es aquella que a pesar de los problemas, las enfermedades, nace en el corazón porque se sabe amada y nos abre los ojos a él. La alegría es fruto de la esperanza. Pero cuando la esperanza está conseguida, y es el Espíritu Santo el que lo mueve todo, entonces uno se llena de alegría; y se ríe con una risa contagiosa que ilumina toda la vida. Para que seamos felices, el Señor se entregó por nosotros. La alegría tiene que ver con la gratitud. Y la gratitud tiene que ver con la acción del Espíritu en nuestras vidas. Con el reconocimiento de lo amados que somos por parte de Dios cuando derrama diariamente su Espíritu en nosotros. Dar gracias es situarnos como receptores de vida, de las personas, de las circunstancias que no...