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Que nos sorprenda

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  "La sabiduría se ha acreditado por sus obras."   (Mt 11,16-19). Dios se acerca a nosotros, pero a veces, nos cerramos con prejuicios y dureza de corazón. El Adviento nos invita a reconocer los signos de la visita del Señor a no dejarnos llevar por la indiferencia o el ruido del mundo y a traducir la fe en obras concretas. La comodidad es un espejismo. La vida comienza cuando nos movemos. Dejemos que el Señor nos sorprenda por caminos nuevos que solo descubren quienes se levantan. «¿A quién compararé esta generación?» Si nos dedicamos a poner trabas a todo lo que suponga motivo de alegría, nunca llegaremos a descubrir el mensaje de gozo que nos da el Señor, y lo que es peor no dejaremos a nadie entrar en la barca si no lleva cara larga y no vive la vida. "Y no habéis bailado" A veces estás tan centrado en lo que te falta que no te das cuenta de lo que tienes. Tan centrado en compararte que no valoras quién eres. Tan centrado en lo que puede pasar que no vives ...

El más grande

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  "El más pequeño en el reino de los cielos  es más grande que él."   (Mt 11,11-15). En el Evangelio, Jesús resalta la figura de Juan el Bautista, un hombre de fe inquebrantable y humildad profunda. «No ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista» En este tiempo de Adviento seguimos aprendiendo de los personajes que nos recuerdan que nuestra vida es anunciar al que viene desde la honestidad de las palabras y el testimonio de una vida llena de fe. Juan Bautista es grande entre los seres humanos, aunque en el reino de los cielos hay otros más grandes que él. Es figura de la profecía y la violencia que esta conlleva. El profeta no es una persona complaciente y halagadora. Es alguien que habla en nombre de Dios. Juan Bautista es un hombre grande. Su grandeza es hacerse pequeño. Es grande por saber cuál es su sitio, su misión, su función. Es un profeta que anuncia, que renuncia al protagonismo, que muestra a Jesús. Su grandeza es hacer de Jesús el important...

Todo es fácil.

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  "Venid a mí todos los que estáis cansados  y agobiados, y yo os aliviaré."   (Mt 11,28-30). Los problemas no se desvanecen, pero cambian de peso cuando Cristo camina a nuestro lado. No pidamos menos carga: pidamos hombros fuertes y paz para llevarla. En Adviento recordamos que el descanso y la paz solo se encuentran en el Señor, en cuyo corazón hallamos alivio, alegría y esperanza. En estas fechas de final de año se acumulan los compromisos, se aprietan las agendas, y hay días que nos dejan exhaustos. En tus manos, Señor. Hazme aprender de tu mansedumbre y humildad, para que mi vida se llene de paz y esperanza. «Venid a mí todos los que estáis cansados» Cuando en la vida no encuentras respuesta en lo que estás haciendo, no sientes apoyo en tu esfuerzo, la soledad llena nuestro interior y parece que no respiras, entonces él es quien nos da la paz y fuerza en el camino, aliviando el dolor. El cansancio y el agobio forman parte de nuestra existencia. El único ...