¿Cómo curar en los discípulos el fracaso de la cruz? Sólo con paz. Jesús les regala su Paz y cercanía. No están solos. Hay personas que son testigos de paz y humildad, de bondad y perdón, de solidaridad y lucha por la justicia. ¿Será en la casa de estos pobres donde se esconde Jesús?
Jesús busca el encuentro con sus discípulos. Les desea la paz frente al miedo. Les muestra que es el crucificado. Come con ellos. Les abre el entendimiento para que comprendan las Escrituras. En la comunidad se produce el Encuentro y se descubre Quién es Jesús.
El encuentro con el resucitado restaura el pasado y reconcilia nuestra historia. Jesús evoca toda la vida compartida con sus discípulos. Soy el mismo, ayer, hoy y siempre. Me visteis en la cruz, fracasado, muerto, pero ahora vivo, y tengo capacidad de vivificaros.
¡Jesús Vive!
Y nos dice: ¡no dudes!
¡La paz sea contigo!
¡La fuerza del resucitado habita en nosotros!
"¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón?" Vengo a traer paz a tu vida, serenidad, calma... Vengo a traerte vida, ilusión, esperanza... Camino a tu lado. Quiero resucitar en tu vida, ser la Luz en medio de la oscuridad. No tengas miedo, no tengas dudas. Yo estoy contigo.
«Vosotros sois testigos de esto» Esa es la propuesta de Jesús. Tenemos que conocer para ser testigos, tenemos que amar para que sea más creíble. Tenemos que dar públicamente razón de nuestra fe. No significa explicar sino proponer y vivir.
Cuando Jesús vive en nosotros estamos capacitándonos para llevarlo a los demás. Tenemos esa responsabilidad. Nuestra misión es la de ser embajadores de Jesús.
Compartiendo con alegría en la necesidad descubro la generosidad de las personas que me rodean.
“Las heridas que Jesucristo recibió por nosotros prefirió, sin suprimirlas, llevárselas al cielo, para presentárselas a Dios Padre como rescate de nuestra libertad”, San Ambrosio
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