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No es la hora

 


«A mí me conocéis, 
y conocéis de dónde vengo. 
Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía» 
 Jn 7, 1-2. 10. 25-30

“Acechemos al justo, que nos resulta incómodo” (Sb 2). Seamos lentos a considerarnos “justos” y rápidos en preguntarnos quiénes nos incomodan.

Confrontarse con Jesús, es permitir que su luz y su paz, venzan nuestras tinieblas. ¡Cuaresma es tiempo de conversión!


La hora de Jesús se acerca. ¿Serás de los que le deja de lado? Reflexiona sobre cómo estás viviendo este tiempo de Cuaresma... con tus palabras, con tus acciones.

Jesús ya no puede caminar por donde desea. Los judíos tratan de matarlo. Se mueve a escondidas, aunque habla abiertamente. "¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada".  Jesús, un hombre libre. Con más fe y confianza que miedo. Unas palabras que no comprenden. Ante lo que no se entiende aparecen las malas interpretaciones, e incluso la creencia de estar amenazados

¿NO ES ÉSTE EL QUE INTENTAN MATAR? ¿Cómo afronto las críticas, el rechazo y las zancadillas? ¿Con rabia, con miedo, con deseo de venganza, con confianza en Dios...? Padre Celestial, mi vida está en tus manos. Aumenta en mí la fe en ti.

A veces vivimos tan encerrados en nosotros mismos, en nuestra ideología y en una concepción individualista, caprichosa o legalista de la religión, que somos incapaces de reconocer al verdadero Jesús, que nos revela el amor y la misericordia del Padre.

"El Verdadero es el que me envía". La mentira acampa a sus anchas, esclaviza, pone máscaras, afecta a los demás... La verdad a veces puede ser dolorosa, puede mostrar tus sombras... pero es muy liberadora y sanadora. Deja que la verdad sea tu "arma" de viaje.


 

Aumenta en mí la fe en ti.

Señor Jesús, auméntanos la fe.

Enséñanos que la fe no consiste en creer en algo, sino en creer en ti.

Ayúdanos a amarte y dejarnos amar por ti,

a dejar que crezcas en nuestra vida, a abrirnos a tu Espíritu,

sabiendo que tú, nuestro Maestro y Señor,

eres lo primero, lo mejor, lo más valioso que tenemos.

Auméntanos la fe en la Iglesia.

Con sus luces y sombras, es la Madre que alimenta nuestra fe en ti.

Auméntanos la fe.

Haznos vivir comprometidos con tu proyecto del reino de Dios,

danos fuerza para convertirnos a una vida más evangélica,

 sin conformarnos con un cristianismo rebajado,

sin cruz, de conveniencia, en el que la sal se va volviendo sosa.

Despierta entre nosotros la fe de los mártires y los profetas.

Auméntanos la fe.

Que te experimentemos resucitado en medio de nosotros,

alegrando nuestras vidas y renovando nuestras comunidades.

Amén



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