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Ven a sanarme, Señor.

  "Si quieres, puedes limpiarme"  (Mc 1,40-45) La petición es un camino de ida y vuelta, nos acercamos con fe y su respuesta no siempre la comprendemos, pero siempre nos ayuda a crecer, por ello no podemos callar. ¿Qué le pido a Jesús que limpie en mi vida hoy? «Quiero: queda limpio» Cristo nos extiende la mano cuando nadie más lo hace y nosotros recibimos la invitación de imitarlo. Ven a sanarme, Señor. La compasión rompe barreras y distancias, toca, sana y salva. Jesús se compadece. No permanece indiferente ante el sufrimiento. Se acerca al dolor, extiende la mano. Y toca. Tocar es acariciar la humanidad del otro. Escribir en su piel el cariño, el cuidado, la ternura. Para terminar derramando misericordia. “Quiero: queda limpio“. Sal de tus miedos. Vive con paz. Deja tus agobios. Vive con gozo. Rompe tus ataduras. Sé tú. Comienza el camino. Responde a la llamada. No dejes de perseverar. Pide perdón. Abraza a los que viven contigo.... El ejemplo de Jesús es...

Vivir para servir

    “Vamos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí”   (Mc 1,29-39)   Jesús se acerca. No permanece distante ante el dolor. La coge de la mano. Toca la enfermedad, la fiebre, la debilidad humana. Y la levanta. La alza de la postración de su limitación, de su abatimiento y de la marginación. Y la mujer sana y empieza a servirles   Jesús nunca se ha cansado de servir a los hombres. Hoy aún sigue siendo el hombre más servidor de todos. Él mismo nos lo dijo: "no he venido a ser servido, sino a servir". Pero de vez en cuando Él buscaba momentos de tranquilidad al lado de sus discípulos.   ¿Qué decisiones importantes he tomado últimamente en la oración como Jesús?   Pasar por la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. Estar siempre dispuesto a servir a quien lo necesite, a disculpar los errores, a ayudar a levantarse a los que caen... En el reino de Dios encuentra la felicidad quien se gasta y desgasta por los dem...

«Éste habla con autoridad»

  "Les enseñaba con autoridad y no como los escribas"  (Mc 1,21-28) La palabra de Jesús es poderosa y eficaz, no sólo nos instruye sino que nos sana y nos libera. Modela nuestro corazón al modo del alfarero a imagen de su propio corazón.  «Éste habla con autoridad»  Jesucristo habla con autoridad en tu vida, en tu historia, y con hechos concretos.  Que nos mueva siempre la compasión ante el dolor de cada persona, viva cerca o lejos.   Alegra el corazón conmovido de Dios respondiendo:  «Aquí estoy, Señor, envíame a mí».  Gracias, Señor, por enseñarme que lo fundamental en mi vida es la caridad.   Ayúdame a amar a mi prójimo con el mismo amor con que te amo a Ti.   Dame la gracia de descubrirte y servirte en los demás, porque eso es la verdadera fe cristiana.

'Venid conmigo'

  «¡Ven! Deja las redes y sígueme» (Mc 1,14-20) Comenzamos el tiempo ordinario con la llamada de Jesús a estar con Él, y a colaborar en las tareas del reino.  Jesús provoca en nosotros el deseo de un SÍ que no admite demora. ¿A qué estoy dispuesto para llegar a ser decidido discípulo de Jesús al iniciar el Tiempo ordinario? Abandónate en mis manos. Suelta tus temores y las redes que te atrapan. Yo estaré contigo en cada tramo de tu vida. No tengas miedo. Ven y sígueme. Llamados a una relación, 'venid conmigo' , que cambiará nuestra vida. El cambio es estar a su lado, dejarle sitio. El camino es con Él, saber que no estamos solos. Anuncio, cambio, llamada... para ser hombres y mujeres nuevos. Sigámosle. La vida tiene un sentido, y todo cambia cuando lo encuentras, búscalo en todo momento. Si en tu corazón el Señor reina, todo se llena de gozo y alegría.  Señor Jesucristo, que enviaste a los tuyos a anunciar por el mundo el inmenso amo...

“Te he llamado por tu Nombre…”

  “Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco”    (Mc 1,7-11) “No lavó el agua a Cristo, sino que fue ella la purificada… Quien es bautizado no es lavado por el agua del mundo, sino purificado por la ola de Cristo, que quiso ser bautizado, no para buscar su limpieza, sino para purificar el agua en favor nuestro”.  (MáximoTurín) Jesús inaugurará un nuevo bautismo. No sólo con agua. Es el bautismo del Espíritu. El que nos limpia del pecado y nos regala la vida. El que nos hace hijos amados en el Hijo. El que transforma nuestro barro arrugado en una escultura bella. Es señalado por Dios como Hijo cuando está entre los hombres y mujeres de este mundo. Es manifestado en medio del mundo, al lado de los más necesitados, como 'predilecto', especial, elegido, enviado, amado. No lo escondamos. Jesús es consagrado a un servicio para todos los hombres: un servicio de salvación, de liberación, de justicia. La complacencia expresada por el Padre hacia él en el Bautis...

"¡No tengas miedo!"

  “Lo vieron andar sobre el mar”. Mc 6, 45-52. Él se retira a orar. Es un momento especial de encuentro con el Padre, intimidad que transforma, escucha que alienta la vida, Palabra que ofrece descanso y paz, antesala del compromiso. Dice Orígenes: "Si Jesús práctica la oración ¿quién de nosotros será negligente en ella?" La oración enciende la fe, y por ende, la falta de ésta la enfría. ¿Soy consciente de que Jesús ve nuestro cansancio mientras remamos a contracorriente? En las tempestades de la vida, no vamos solos. Dios entra en la barca de nuestros sufrimientos, miedos y desesperanzas. Se adentra en nuestros mares agitados por la preocupación y la impotencia. Los amaina y hace que brille el sol de la fe y la esperanza. Ánimo, no tengas miedo. Dios es amor, un amor cercano y concreto; un amor que es vida entregada. Busca entrar en comunión con Jesús y los hermanos. Orienta el corazón a Dios en la oración cada día. No temas porque no estás solo. Su Espíritu está con nosotro...

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  «Dadles vosotros de comer».   ( Mc 6,34-44)   Si Dios viene, se encarna y se hace uno de nosotros, como afirmamos los cristianos, es para quedarse, no solo para visitarnos. Por eso la experiencia de la Navidad se prolonga todo el año. La dinámica del servicio, que es la dinámica del amor humilde, es la que introduce Jesús haciéndose siervo, en el pesebre y la cruz, para que así nosotros seamos servidores. Con Jesús surge la fraternidad universal. Es el pan de Dios que viene para saciar nuestra hambre y crear una nueva fraternidad. Y Jesús cuenta con nosotros para hacer llegar ese pan material a todos. Y es signo del Pan de su Cuerpo y su Palabra. Alzar la mirada al cielo es coger perspectiva. Salir de nosotros y descubrir la realidad de quienes sufren, pasan hambre, frío o miedo. Quienes sufren la enfermedad, soledad o privación de libertad. Y ponernos ante Dios para que haga el milagro de la abundancia. Su compasión le lleva a enseñar con calma y a dar de come...