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«Dadles vosotros de comer». 

(Mc 6,34-44)

 

Si Dios viene, se encarna y se hace uno de nosotros, como afirmamos los cristianos, es para quedarse, no solo para visitarnos.
Por eso la experiencia de la Navidad se prolonga todo el año.

La dinámica del servicio, que es la dinámica del amor humilde, es la que introduce Jesús haciéndose siervo, en el pesebre y la cruz, para que así nosotros seamos servidores.

Con Jesús surge la fraternidad universal.
Es el pan de Dios que viene para saciar nuestra hambre y crear una nueva fraternidad.
Y Jesús cuenta con nosotros para hacer llegar ese pan material a todos.
Y es signo del Pan de su Cuerpo y su Palabra.

Alzar la mirada al cielo es coger perspectiva.
Salir de nosotros y descubrir la realidad de quienes sufren, pasan hambre, frío o miedo.
Quienes sufren la enfermedad, soledad o privación de libertad.
Y ponernos ante Dios para que haga el milagro de la abundancia.



Su compasión le lleva a enseñar con calma y a dar de comer, a paliar las necesidades vitales de aquellos que le escuchan.
Para esto recurre a los discípulos, a ti y a mi.
¿Qué tienes?
¿Qué eres?
Compártelo y ponlo en sus manos, Él lo multiplicará.

Con los 5 panes y 2 peces de nuestra vida, Dios puede seguir haciendo milagros en favor de los demás si los ponemos en sus manos.
Con nuestro poco,
Dios puede hacer mucho. 

Dios y fraternidad: dos caras de la misma moneda del tesoro más preciado del Evangelio.
Que en este nuevo año no nos falten ni el uno ni la otra.

Señor Jesús, tienes compasión de los que no te encuentran y te acercas a todos.
Tienes compasión de los que te tememos y te haces pequeño. 
Tienes compasión de los que somos demasiado duros y te manifiestas como ternura.
Tienes compasión de los que tenemos hambre y te conviertes en pan de vida. 
Tienes compasión de los que no te entendemos y te haces Palabra. 
Tienes compasión de los que nos sentimos solos y perdidos y te haces nuestro compañero de camino. 
Tienes compasión de los que sufren en su cuerpo o su alma y te presentas como nuestro médico y medicina. 
Tienes compasión de los que somos perezosos para servir y te haces nuestro esclavo. 
Tienes compasión de los que pecamos y cargas con las consecuencias de nuestros errores. 
Tienes compasión de los que nos cuesta entregarnos y te ofreces por nosotros en la cruz. 
Tienes compasión de los que tenemos la muerte y con tu resurrección abres las puertas de la Vida eterna. 
Tienes compasión de los somos cobardes y miedosos y nos regalas la fuerza de tu mismo Espíritu. 
Gracias, Jesús.





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