No soy digno
"Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa" . (Lc 7,1-10). Cuando uno confía en el Señor, allana el camino para que él intervenga. El centurión confiaba plenamente en Jesús. Por eso dice que no es necesario que entre en su casa (le evita así incurrir en impureza) que basta que lo diga de palabra para que su criado quede sano. Y así fue. No estás lejos de cada una de nuestras casas, de nuestras vidas, de cada movimiento del corazón. Fuiste a visitar al centurión porque su criado estaba enfermo. Conoces lo que nos enferma y entristece. Nuestra fe te deja sitio, en medio del trasiego de cada día, para que sanes, para que renueves, para despertar la gratitud, en medio de las exigencias y las decisiones. Una palabra tuya sigue siendo imprescindible para vivir salvados. "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di una sola palabra y mi criado quedará sano". Considerarnos pequeños ante su grandeza, indignos ante su