Mar adrentro

 

«Rema mar adentro 
y echad vuestras redes para la pesca» 
(Lc 5,1-11).

El seguidor de Jesús debe estar dispuesto a emprender la mayor de las aventuras, ha de abandonar el litoral y arriesgarse adentrándose en alta mar. El discipulado no es para los cobardes, sino para los valientes y arriesgados: valentía y riesgo puestos al servicio de la fe.


"Por tu palabra, echaré las redes".
Por tu palabra seguiré buscándote en cada hombre y mujer de este mundo. Por tu palabra confiaré en Ti plenamente y dejaré atrás el miedo. Por tu palabra el otro será siempre mi hermano.  Por tu palabra llenaré de esperanza mi corazón para repartirla a los que me encuentre.... Tu palabra, Señor, es: te quiero.


«Rema mar adentro y echad vuestras redes para la pesca»
  Remar mar adentro, dejando certezas y seguridades. Desde la pérdida y el fracaso de no conseguir nada por mis fuerzas, pondré en la confianza en su Palabra. Echaré unas redes que no son mías, pero que se llenarán hasta reventar. Solo la fe puede vencer el miedo. Lo que Dios quiera, cómo Dios quiera, cuándo Dios quiera ..., es el secreto de la paz y la seguridad del camino... A sus tiempos, a sus modos, y en sus benditas manos.


No es lo mismo vivir apasionadamente que sobrevivir. No es lo mismo saber que Dios existe que vivir apasionadamente la experiencia de su amor. No es lo mismo que Dios ocupe un lugar secundario en la vida a que ocupe el primer lugar del corazón. Quizás dediques más tiempo a la actividad que al encuentro contigo y con Dios. ¿Por qué no inviertes hoy las cosas?

Tu gloria es que yo viva, mi Dios.
Tu proyecto, que no me quede en lo superficial.
Envíame tu Espíritu para que me enseñe a vivir.


La invitación que nos hace hoy Jesús es a ir más adentro, a lo profundo. No quedarnos en la superficie, ni en la orilla de la vida. Pasar rápidamente por los lugares, por las personas, por los acontecimientos y no dejar que nos afecten es signo de superficialidad. Y la vida se juega en lo hondo. De nosotros mismos, de nuestro corazón, del de Dios. No nos pongamos chubasquero para que la vida no nos moje, sino dejarnos bautizar, inundar, del caudal de vida nueva que Dios regala a cada uno de nuestros días.

El anuncio no puede quedarse en la orilla de lo conocido, sino que tiene que adentrarse en el mundo para que pueda llegar a más gente y el anuncio se pueda extender. “Rema mar adentro” es una invitación a crecer, a ser nosotros mismos, a amar más y mejor…

Gracias, Señor, porque nos llamas a remar mar adentro,
de la orilla del "no hacer mal a nadie" al mar de la santidad,
de la orilla del "compartir unas migajas" al mar de la entrega total,
de la orilla del "rezar por obligación" al mar de la amistad contigo,
de la orilla del “todo está muy mal” al mar del compromiso,
de la orilla del “me da miedo” al mar de la confianza,
de la orilla del "ir tirando" al mar de una vida plena.
No permitas que me quede estancado, en la orilla,
y guíame en la aventura de remar mar adentro,
para encontrarme con mi yo más auténtico,
para descubrir el mar inmenso de tu amor,
para gozar la alegría de la fraternidad más grande.

 

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