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Mostrando entradas de julio, 2025

"Pedid y se os dará"

  "¿Cuánto más el Padre del cielo dará  el Espíritu Santo a los que le piden?"   (Lc 11,1-13).   Cuando uno de los discípulos le pide a Jesús "enséñanos a orar", el Señor nos enseña el Padre nuestro: no cabe la primera persona del singular sino del plural, nos mete de cabeza en el misterio de Dios y en la fraternidad universal, sólo puede rezarse desde el Espíritu de Jesús. Señor, enséñame a orar con fe, constancia y confianza, creyendo en tu amor de Padre  que siempre cuida de mí.    Señor, enséñanos a orar .  Esta es la petición, Señor, que seguimos haciendo cada día, para que nos enseñes a orar en espíritu y verdad,  en silencio, en sencillez, en abandono,  una oración auténtica, que busque tu ser en amor,  una oración que nazca de la realidad,  que esté atenta a los más necesitados, a los marginados,  a los descartados, a los que no cuentan… una oración que me haga menos mío y más tuyo. La oración que Jesús nos ens...

¿A quién buscas?

  «Mujer, ¿por qué lloras?,  ¿a quién buscas?» (Jn 20,1-2.11-18).  Que Jesús nos pregunte a cada uno porqué lloramos, porqué reímos, qué nos hace vibrar, es la prueba clara que quiere ser AMIGO. Hay muchas personas que no nos preguntan nada. Informan, piden, nos cuentan. ¿A quién le importamos de verdad? Jesús sabe lo mal que lo ha pasado María Magdalena y por eso es a la primera a la que le muestra el poder resucitador del amor. Cambia su luto en danzas. Le regala la experiencia de un futuro acompañado. Ella pensaba, como nosotros pensamos que había perdido a su gran amor. Y de repente está junto a Él. "Buscaba al amor de mi alma, lo buscaba y no lo encontraba" ( Cantar 3, 1-4) Búsqueda amorosa. Te busco y no te encuentro, te busco y  te encuentro en la misma búsqueda, te busco entre los muertos y no te hallo, te busco en la vida y ahí estás, Señor de la vida, entregando tu ser, amor y salvación, en esta fiesta de la apóstol enamorada.  

El milagro

  «Maestro, queremos ver un signo tuyo». (Mt 12,38-42). Hay días en los que nuestra fe se desgasta, se debilita y pedimos al cielo signos. Necesitamos confirmar los pasos que damos. La duda nos invade y no sabemos bien qué hacer. Y la respuesta de Jesús es que miremos qué hemos vivido cuando confiamos en Él. ¿Quién  ha confiado en Él quedó defraudado? Jesús nos invita a confiar precisamente cuando más inseguros nos sentimos. Su fuerza se muestra perfecta en nuestra debilidad. Es en nuestra oscuridad cuando más brilla su luz “Maestro, queremos ver un milagro tuyo” El milagro de saber que estás conmigo  aunque no sepa nada,  aunque no sienta nada,  aunque este más seco que el esparto seco… el milagro de saberte vivo y vivificante en mi vida.  El milagro de entregarme a ti desde mi incoherencia,  mi fragilidad, mi debilidad.  El milagro que cada día haces en mi.