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Dar la vida

 


"El que os recibe 
a vosotros,  
me recibe a mí, y el que me recibe, 
recibe al que me ha enviado." 
(Mt 10,34-11,1).

«No he venido a sembrar paz, sino espada» Vivir la fe es motivo de enfrentamiento con aquellos a los que les estás diciendo que el Reino implica un cambio de vida radical, donde el buenismo es superado por la coherencia de vida y la misericordia y respeto entre personas.

A veces nos equivocamos confundiendo paz con bien. La verdadera paz tiene mucho de luchas porque busca el bien; de batallas porque combate la injusticia, la irresponsabilidad y la indiferencia. Pone en cuestión el bienestar y ordena los afectos a un bien superior.

Su propuesta de construir el reino, de amar al prójimo, de dar la vida... nos pide que nos posicionemos. Esto genera divisiones, genera discrepancias entre nosotros, por eso dice 'no he venido a sembrar paz'. No podemos permanecer indiferentes a su propuesta. Nuestra decisión que sea siempre con Él, que no le dejemos fuera de nuestro proyecto de vida. Él nunca nos deja fuera del suyo.

Señor, ayúdame a elegirte siempre, aunque el camino sea difícil.


La clave es dar la vida por Jesús, siendo fieles a su persona, a su Evangelio, a la libertad que Él nos concede. Actualmente se considera el dar la vida como un acto de fanatismo. Sin embargo, es lo contrario: Dar la vida al estilo de Jesús es el acto supremo de generosidad.

"El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado." El camino de acceso a Dios pasa por recibir y acoger al hermano. Somos presencia de Cristo para los demás. Como nos tratamos, como nos cuidamos, estamos tratando a Jesús. "Lo que hacéis a uno de estos hermanos más pequeños, conmigo lo hacéis", no recuerda Jesús. Por eso el día de hoy es una oportunidad de cuidar, de querer, de acompañar la vida de quien se encuentre con nosotros y de buscar hacernos prójimos de quien nos necesite.

La hora de la verdad

He venido a traer la guerra que ha de romper seguridades 
y desinstalar acomodos; 
que ha de transformar inercias en novedad; 
que ha de abriros los ojos a la verdad desnuda, 
esa que cuesta mirar,
esa que ocultáis tras fachadas de paz ficticia.
He venido a traer una lógica que lo volverá todo del revés, cuestionando certidumbres y gestando encrucijadas.
No os refugiéis tras etiquetas ni costumbre.
Basta de excusas y dilaciones.
La decisión es personal, ¿de qué lado quieres estar?
Es el amor o la indiferencia.
La pasión o la seguridad.
El seguimiento o la distancia.
La justicia o la conveniencia.
El perdón o la ley.
La cruz o lavarte las manos.
Basta de aplazamientos.
Elige la vida. 
(José María R. Olaizola, sj)
 

 


 

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