Hay días en los que nuestra fe se desgasta, se debilita y pedimos al cielo signos. Necesitamos confirmar los pasos que damos. La duda nos invade y no sabemos bien qué hacer. Y la respuesta de Jesús es que miremos qué hemos vivido cuando confiamos en Él. ¿Quién ha confiado en Él quedó defraudado? Jesús nos invita a confiar precisamente cuando más inseguros nos sentimos. Su fuerza se muestra perfecta en nuestra debilidad. Es en nuestra oscuridad cuando más brilla su luz
“Maestro, queremos ver un milagro tuyo”
El milagro de saber
que estás conmigo
aunque no sepa nada,
aunque no sienta nada,
aunque este más
seco que el esparto seco…
el milagro de saberte vivo y vivificante en mi vida.
El milagro de entregarme a ti desde mi incoherencia,
mi fragilidad, mi
debilidad.
El milagro que cada día haces en mi.
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