«Bienaventurado el
vientre que te llevó y los pechos que te criaron» (Lc 11, 27-28)
Abre el corazón.
Afina el oído para escuchar el susurro del Espíritu.
Acoge la Palabra que llega a ti en la intimidad de tu ser
y deja que te transforme.
Como María, acepta la voluntad de Dios en tu vida y
cúmplela con humildad y confianza. Dichoso, dichosa tú.
La felicidad es un regalo que se nos entrega cada día en
la Palabra de Dios.
Sólo tenemos que escucharla, y dejar que toque lo más
íntimo de nuestra intimidad.
Guardarla en nuestro corazón. Y vivir por ella, en ella y
desde ella.
Qué importante y necesario es vivir la fe en comunidad.
Cuánto bien nos hace comunicarnos, compartir, trabajar
juntos, soñar juntos.
Qué gozo es ver y sentir el amor fraterno, qué entrañable
que me llames hermana, sentirte hermano...
¡Ruega por España Bendita Madre del Pilar!
Enciende en nosotros tu Espíritu Misionero.
Gracias, Padre, por María, la Virgen.
Ella es Pilar de nuestra fe, de nuestra vida cristiana.
Es pilar seguro por su humildad y sencillez.
Es pilar firme porque se apoyó en el mejor cimiento,
se apoyó en Ti, en tu amor, que nunca falla,
se apoyó en tu palabra, palabra escuchada y cumplida.
Fue pilar en el que descansó su prima Isabel,
su esposo San José y los primeros discípulos de Jesús.
Es pilar en el que nosotros nos podemos apoyar. Gracias.
Gracias, Padre, por todas las personas que han sido y son pilares,
pilares para las familias, parroquias y comunidades;
pilares en los que se pueden apoyar los amigos y los pobres.
pilares en los que he apoyado y apoyo mi debilidad.
Recuerdo sus nombres con un corazón agradecido: ... ... ...
Padre bueno, quieres que yo sea también un buen pilar,
Sé que con mis propias fuerzas no puedo ser un pilar seguro.
y quiero apoyarme, como María, en el mejor cimiento,
quiero apoyarme en Ti, en tu amor, en tu palabra.
No quiero apoyarme en el dinero, ni en la mentira.
Sólo Tú eres el cimiento que nunca se mueve.
Muestra tu fuerza en mi debilidad, tu grandeza en mi pequeñez,
para que sea pilar en el que puedan descansar
las personas que Tú pones en mi camino. Amén.
Santa María del Pilar, ruega por nosotros.
Ella es Pilar de nuestra fe, de nuestra vida cristiana.
Es pilar seguro por su humildad y sencillez.
Es pilar firme porque se apoyó en el mejor cimiento,
se apoyó en Ti, en tu amor, que nunca falla,
se apoyó en tu palabra, palabra escuchada y cumplida.
Fue pilar en el que descansó su prima Isabel,
su esposo San José y los primeros discípulos de Jesús.
Es pilar en el que nosotros nos podemos apoyar. Gracias.
Gracias, Padre, por todas las personas que han sido y son pilares,
pilares para las familias, parroquias y comunidades;
pilares en los que se pueden apoyar los amigos y los pobres.
pilares en los que he apoyado y apoyo mi debilidad.
Recuerdo sus nombres con un corazón agradecido: ... ... ...
Padre bueno, quieres que yo sea también un buen pilar,
Sé que con mis propias fuerzas no puedo ser un pilar seguro.
y quiero apoyarme, como María, en el mejor cimiento,
quiero apoyarme en Ti, en tu amor, en tu palabra.
No quiero apoyarme en el dinero, ni en la mentira.
Sólo Tú eres el cimiento que nunca se mueve.
Muestra tu fuerza en mi debilidad, tu grandeza en mi pequeñez,
para que sea pilar en el que puedan descansar
las personas que Tú pones en mi camino. Amén.
Santa María del Pilar, ruega por nosotros.
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