Ir al contenido principal

Responder a tu llamada





“Subió Jesús a la montaña a orar, 
y pasó la noche orando a Dios. 
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles” 
( Lc 6, 12-13).

Jesús se pasó la noche orando al Padre antes de elegir a los Doce.
Estamos en uno de los momentos importantes de la vida de Jesús.
Oró toda la noche.
Tenía que elegir a sus discípulos.
Era una decisión importante y más importante aún que cada uno se sintiera escogido personalmente y para la función que mejor podía desempeñar.
En la oración Jesús se puso en lugar de, cada uno de ellos y comprendió sus deseos y sus temores. 

Orar para comprender al otro.
No oramos para confirmar nuestras decisiones.

Por la mañana, llamó a los discípulos, es decir a muchos de los seguidores habituales suyos. 
Eligió a doce de entre ellos los llamó apóstoles.
Antes de tomar las grandes decisiones de nuestra vida, primero es preciso ponernos en sintonía con los planes y la voluntad de Dios.

Señor Jesús, en esa oración nocturna tuviste alguna luz que nos es desconocida.
Si entre tantos jóvenes elegiste a esos Doce sería por alguna razón, porque nos parece que no seleccionaste a los más fieles y buenitos.
¿Querías que representaran todas las tendencias del Israel?
Nos llama mucho la atención que uno te traicionara, otro te negara y los otros diez echaran a correr.
Gracias porque les enviaste al Espíritu Santo para que fuera su Fuerza.
Gracias.
Llénanos de este mismo Espíritu en pequeños nuevos Pentecostés.
Amén.

- Señor, que sepa llevar a cabo mi misión.

Señor, tú llamaste a Abraham, a Moisés, a Samuel, a Jeremías...
a cada uno lo llamaste por su nombre.
Jesús, tú también llamaste a tus apóstoles por su nombre.

Y a mí también me llamas por mi nombre.

(dejo que resuene la voz de Dios en mi corazón, llamándome por mi nombre).
Me llamas por mi nombre, porque me conoces, me conoces mejor que yo mismo.

Conoces mi capacidad de amar, de trabajar, de entregarme, de escuchar y compartir;

esas capacidades que tú me diste y me ayudas a desarrollar,
esas virtudes que alegran tu corazón.

Conoces también mis miserias, mis egoísmos, mi individualismo,

el orgullo que me aparta de ti y los hermanos.
Conoces mi pobreza ¿y me sigues llamando?

Sí. Me amas tal como soy y cuentas conmigo.

Y me repites lo mismo que dijiste a San Pablo:
tu fuerza se muestra perfecta en mi debilidad.
A través de mi pobreza se hace presente la grandeza de tu amor.

Señor, ayúdame conocerme y amarme.

Dame fuerza para responder a tu llamada. 
Amén.

Simón, el llamado «celota» (Mc 3,18), podía haber pertenecido al grupo judío más intransigente que se oponía con todas sus fuerzas a la dominación romana. Judas Tadeo, es uno de los Apóstoles que esperan al Espíritu Santo (Hch 1,13): «Los bienaventurados discípulos fueron como columnas y fundamento de la verdad: Cristo afirmó de ellos que les enviaba tal como el Padre le había enviado a él» (San Cirilo de Alejandría).

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...