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El himno "Iesus dulcis memoria" de San Bernardo de Claraval

Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdaderos gozos del corazón
pero cuya presencia es dulce
sobre la miel y todas las cosas.
Nada se canta más suave,
nada se oye más alegre,
nada se piensa más dulce
que Jesús el Hijo de Dios.
¡Oh Jesús!, esperanza para los penitentes,
qué piadoso eres con quienes piden,
qué bueno con quienes te buscan,
pero ¿qué con quienes te encuentran?
¡Oh Jesús!, dulzura de los corazones,
fuente viva, luz de las mentes
que excede todo gozo
y todo deseo.
Ni la lengua es capaz de decir
ni la letra expresar.
El experto puede creer
que Jesús sea amado.
¡Oh Jesús! rey admirable
y triunfador noble,
dulzura infefable
todo deseable.
Permanece con nosotros, Señor,
ilumínanos con la luz,
expulsa la tiniebla de la mente
llena el mundo de dulzura.
Cuando visitas nuestro corazón
entonces luce para él la verdad,
la vanidad del mundo se deprecia
y dentro hierve la Caridad.
Conoced todos a Jesús,
invocad su amor
buscad ardientemente a Jesús,
inflamaos buscando.
¡Oh Jesús! flor de la madre Virgen,
amor de nuestra dulzura
a ti la alabanza, honor de majestad divina,
Reino de la felicidad.
¡Oh Jesús! suma benevolencia,
asombrosa alegría del corazón
al expresar tu bondad
me aprieta la Caridad.
Ya lo que busqué veo,
lo que deseé tengo
en el amor de Jesús languidezco
y en el corazón me abraso todo.
¡Oh Jesús, dulcísimo para mí!,
esperanza del alma que suspira
te buscan las piadosas lágrimas
y el clamor de la mente íntima.
Sé nuestro gozo, Jesús,
que eres el futuro premio:
sea nuestra en ti la gloria
por todos los siglos siempre. Amén.

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