Cansados.
Preocupados.
Dolidos.
Tristes.
Este año nos ha dejado realmente tocados.
No es para menos.
El cansancio y el agobio forma parte de nuestra vida.
Nuestra propia limitación, pobreza y vulnerabilidad.
Reconocerla y dejarla en manos de quien nos acoge y alivia nuestros pesos.
Aprender de él, descansar en él.
Sólo podremos mirar hacia adelante si sabemos aceptar estas “cruces”, si nos abandonamos tranquilos al Padre que nos conforta.
Los tiempos que vivimos han hecho un mundo de personas tristes, cansadas, doloridas, pero en las que la esperanza real nos debe llevar a decir basta y volver a luchar
En medio de esta realidad de incertidumbre escuchamos una Palabra de esperanza: 'venid a mí'
YO OS ALIVIARÉ
A los cansados y abatidos, yo os aliviaré.
A los decepcionados y desesperanzados, yo los aliviaré.
A los incomprendidos y humillados, yo los aliviaré.
A los perdidos y desorientados, yo los aliviaré.
A los perseguidos y excluidos, yo los aliviaré.
Ven a mí.
Ven a mí.
Mi corazón será tu hogar,
un oasis donde descanses y rehagas tus fuerzas,
donde renueves tus ganas de vivir.
Ven y suelta en mí todo lo que te agobia,
todo lo que te preocupa, todo lo que da vueltas en tu cabeza.
Encuentra en mí tu paz, tu sosiego.
Respira nuevo aire al compás de mi Espíritu.
Ante mí no tienes nada que esconder.
No te preocupes por tu imagen.
Deja en mis manos todo tu pasado,
con sus heridas y páginas que duelen y te avergüenzan.
Deja en mí todo tu futuro,
con sus incertidumbres y miedos.
Y vive tu presente sintiéndote amado
por mis brazos abiertos que te rodean con ternura,
abrazándote en todos tus cansancios y dolores.
No tengas miedo. Ven a mí.
Te estoy esperando con infinita sed.
(Fermín Negre)
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