Ir al contenido principal

Rezar por el Papa

Y ahora, bajando a nivel personal, me imagino que no ha tenido que ser fácil -para el cristiano Josef Ratzinger- pasar de profesor o técnico en teología a pastor de la Iglesia universal, y más a una cierta edad (¡tiene ahora ochenta y dos años!).
Por eso ruego por ese hermano nuestro que soñaba irse de Roma a su aldea natal y gozarse en santa paz sus últimos años de vida con lecturas sosegadas, cuidando del jardín de su casa y recreándose con la música de Mozart, Beethoven... En cambio, se le pidió que dedicara sus fuerzas restantes a la “preocupación por todas las Iglesias” (2Cor 11, 28).
Y si no, ¡pónganse Uds. en su lugar! Y no olvidemos que perfecto es solamente nuestro Padre que está en los cielos; por lo tanto, todos tenemos “derecho” a no serlo, y “quien esté sin pecado que arroje la primera piedra” (Jn 8, 7).
¡Ah!, releamos de vez en cuando el entusiasmo, las tensiones e incluso enfrentamientos que tenían lugar en la Iglesia primitiva entre diversos grupos de creyentes e incluso entre apóstol y apóstol (cf. Hechos 5, 1-11; 6, 1-6; 11, 1-18; 15; 1Cor 1, 10-31; Ga 2): el Espíritu actuaba y actúa, pero entre hombres y mujeres, ¡no ángeles!
Lo importante es que Él esté presente y activo.
Dado que, como dijo el Señor, no tenéis más que un Padre, que está en los cielos, y un Mesías que es Cristo (cf. Mt 23, 8-12), trato de mirar a Benedicto XVI como un hermano por el cual rogar, y al cual ayudar con el diálogo sincero y respetuoso (¡no adulador!) y la colaboración responsable.





http://www.ciudadredonda.org/subsecc_ma_d.php?sscd=6&scd=2&id=2375


Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...