Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)
Con todo el ser
ResponderEliminarFeliz día de la Misericordia¡¡
Pues si, dando testimonio si hemos tenido la fortuna de catarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Juan Luis, mucho tiempo que no nos visitamos, yo ando sin tiempo con tantos seguidores, pero intento veros como puedo.
ResponderEliminarEn el año de la fe, es necesario que nuestro testimonio sea sin manchas y mucho hemos de evangelizar para ser creídos por tantos que no quieren oír nada de la Iglesia y del Papa. Aunque , tengo la satisfacción de que tenemos un papa bueno.
Con ternura te dejo un beso.
Sor.Cecilia