Anunciar el Evangelio de la bondad y de la ternura de Dios.



“Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar…. Vámonos a otra parte, para predicar también allí” (Mc 1, 36.38)  

Dos caminos recorre Jesús cada día: sale de madrugada al encuentro con su Abbá, para decirle su amor confiado y su total disponibilidad y se encamina hacia todo lugar donde haya hombres y mujeres, donde haya rodillas que levantar e historias que sanar, corazones en los que dibujar el gozo de saberse amados.  

"El primer acto de misericordia de Jesús fue ¡¡curar a una SUEGRA!!"

 Tomar de la mano: un gesto sencillo que expresa el afecto y la proximidad entré dos personas. 
Capaz de transmitir paz, alegría, serenidad.
Y capaz de ser sanador cuando quien da la mano indica que se entrega así mismo sin condiciones y que valora y trata a la otra persona como hermana. 
¿Qué ocurriría en el interior de aquella mujer cuando Jesús, dándole la mano no sólo la levantó, sino que comprendió que el sentido de la vida está en el servicio a los demás?
Jesús va al encuentro de todos los que viven en las periferias, estén donde estén, para que puedan experimentar el amor misericordioso del Padre. 

- Haznos ser amigos, Señor Jesús, de largos tiempos de oración que nos ayuden a descubrir cuál es la misión que hemos recibido del Padre.

Decídete a seguir a Jesús y así aprenderás los caminos de la universalidad y harás tuyas las voces y llantos que hasta ayer sólo pertenecían a los otros.   

Orar es ir con Jesús para anunciar a todos los que encontremos por los caminos el Evangelio de la bondad y de la ternura de Dios.   

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