¡Que refleje tu luz, Señor!



“Ven y verás” (Jn 1,46)


Desde el inicio del año, 
Jesús nos invita a caminar y a ver. 
Abre su intimidad 
y quiere vivir con nosotros.

¿Cómo invitar a los alejados a ver la bondad 
y las ganas de dar vida que tiene Dios? 

Tu pequeña luz, 
junto a otras pequeñas luces, 
puede ser el faro 
que ayude a encontrar 
el camino a una humanidad a oscuras.

Lo sé, Señor; 
mi vida puede oscurecer tu rostro 
o puede ser una epifanía.

¡No dejes que sea oscuridad!

¡Que refleje tu luz, Señor!

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