Pongo mi confianza en ti, Jesús,
“Animo, soy yo, no
tengáis miedo” (Mc 6,50)
¿No nos sentimos retratados en aquellos discípulos a los
que Jesús «apremia» a subir a la barca y a dirigirse hacia la otra orilla?
¿Por qué nos da tanto miedo ser obedientes y fieles al
evangelio?
En la noche nos entra miedo.
En el dolor, en las limitaciones y pobrezas nos entra el
miedo por todas las rendijas.
Ante la violencia y el odio de los otros, el miedo se
apodera de nosotros.
Muchos caminos de evangelio, de entrega generosa de la
vida, de oportunidad para enfrentarnos al mal, quedan oscurecidos por el
miedo.
Sin duda, debemos subir más «al monte a orar».
Una oración que alimente y fortalezca nuestra fe personal
y eclesial y haga avanzar la barca de la Iglesia aunque el viento sea
contrario.
Cuando hay poca familiaridad con Jesús y su proyecto, incluso
su presencia puede sobresaltarnos.
- Ayuda, Señor Jesús, a nuestra flaqueza.
- Ayuda, Señor Jesús, a nuestra flaqueza.
Que la convicción de que tú eres el Viviente entre nosotros nos transforme.
Pongo mi confianza en ti, Jesús, ábreme el oído de
la fe
para escuchar en la noche tu Palabra consoladora:
“Conóceme como puedas, adórame como quieras,
ámame
como sepas”.
Comentarios
Publicar un comentario