“El ojo, sin duda, ha perdido el juicio”.
“Dijo el ojo
a sus compañeros:
veo más allá de esos valles un montaña envuelta en nubes.
¡Qué
montaña más solemne!
A lo que el oído respondió:
“pues yo no oigo su voz”.
Por su parte, añadió la mano:
Por su parte, añadió la mano:
pues yo no puedo tocarla.
Así que esa montaña
no existe.
Intervinieron las narices.
Nosotras no aspiramos su perfume.
Luego
no debe existir tal montaña.
Mientras el ojo seguía contemplando la belleza de la montaña,
Mientras el ojo seguía contemplando la belleza de la montaña,
los demás
sentidos se reunieron a deliberar,
qué motivos habría tenido el ojo para tratar
de engañarles.
Discutieron entre sí y llegaron a la conclusión:
“El ojo, sin
duda, ha perdido el juicio”.
Khalil Gibran
Siempre me gustó Khalil Gibran.Tengo cuatro o cinco libros y tiene escritos realmente bellos.
ResponderEliminarMuchas gracias por traerlo.