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Todos estamos llamados a ser discí­pulos y misioneros.

"Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy, continúo la reflexión sobre el bautismo.
Me detengo en este aspecto: el bautismo nos hace miembros de Cristo y de la comunidad.
El Concilio Vaticano II expresaba esta verdad insistiendo en que este sacramento nos incorpora al Pueblo de Dios; nos hace miembros de un Pueblo que camina a lo largo de la historia.
A través de la fuente bautismal, la gracia se transmite y el Pueblo de Dios camina en el tiempo, difundiendo la bendición de Dios.
Cada uno de nosotros se convierte en un discípulo misionero.
Por un lado, nunca dejamos de ser discípulos, de aprender, de recibir; por otro, estamos llamados a la misión, a compartir lo que hemos recibido, lo que vivimos: la experiencia de amor, la fe en la Trinidad. Estamos llamados a transmitir la fe. 
Nadie se salva por sí solo, y todos estamos llamados, a pesar de nuestras limitaciones, nuestros defectos y nuestros pecados, a anunciar a los demás la gracia que recibimos en el bautismo. 
Somos una comunidad, y vivir juntos nuestra fe no es un adorno, sino algo esencial de la vida cristiana, algo esencial de nuestro ser pueblo que camina en la historia y de que da testimonio de que Jesús está vivo".
"Invito a todos a tomar en serio su bautismo, siendo discípulos y misioneros del Evangelio, de palabra y con el propio ejemplo. Que Jesús os bendiga y la Virgen Santa os cuide. Muchas gracias."
Con estas palabras en español, ha resumido la catequesis semanal el Papa Francisco

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