Nada es imposible
El anuncio del ángel nos revela la ternura de Dios, que entra en la historia con delicadeza y pide la colaboración de una joven sencilla. María se abandona en la confianza y responde con su “Hágase”. Con ese sí abre las puertas a la Encarnación y se convierte en Madre del Emmanuel, Dios-con-nosotros.
La navidad es el tiempo que Dios nos regala de volver a lo esencial. Al pañal y al abrazó. Al cuidado y la lactancia. Volver a ser lo más puro que Dios nos ha regalado, el asombro y el cuidado. La salvación no es que venga alguien poderoso y nos resuelva nuestros problemas. Es que Dios nos active la capacidad de extender los brazos, de dar y recibir abrazos, de mirar con profundidad los ojos del otro. Que se haga en nosotros el sueño de Dios de vivir como hijos amados.
Darás a luz un hijo
Esta es la señal.
Alégrate.
El Señor está contigo.
No temas.
Has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás.
Darás a luz.
El espíritu santo vendrá sobre ti.
Para Dios no hay nada imposible.
Hágase en mí según tu palabra.
También hoy.
Gracias.
María expresa su plena conformidad con los planes de Dios. Aun sabiendo que esos planes pueden costarle la vida, ella dice SI a la voluntad de Dios. Su "sí" abre, de par en par, las puertas de la salvación. Es sorprendente que Dios todopoderoso quede pendiente del sí de una joven
Virgen María, Madre de la esperanza, intercede por nosotros, para que vivamos este Adviento con alegría confiada y nos preparemos a recibir a tu Hijo que viene a salvarnos.
María acepta su misión. Esta actitud de servicio y entrega es un modelo para nuestro trabajo en la parroquia y en los movimientos apostólicos. Nos recuerda que nuestras acciones deben estar guiadas por un espíritu de servicio y apertura a la voluntad de Dios.
Dios te invita a confiar y a ser valiente, aunque no comprendas todo. ¡Atrévete a decir “sí” y deja que su proyecto se haga vida en ti!

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