Modelo

 


«¿Con qué autoridad haces esto? 
¿Quién te ha dado semejante autoridad?».  
 (Mt 21,23-27).

En este Adviento abrimos nuestra vida a su Palabra con humildad y confianza, para no quedarnos en dudas o excusas, sino acogerlo como al Señor que viene a salvarnos

Ven, Señor Jesús, y haznos dóciles a tu voluntad.


¿Con que autoridad haces esto?»
Sería fácil contestar que con la del Padre que está en los cielos, pero va más allá, es la autoridad del que es coherente en su vida, que la vive para darse a los demás y que tiene una misión por ser hijo de Dios que le lleva a mostrarla al mundo.

A Jesús le cuestionaban continuamente por su forma de vida. Era demasiado diferente a lo que consideraban "normal". Si nos salimos de lo que se espera de nosotros sufrimos la crítica, la burla, el olvido. Pero hay una fuerza interna que nos recuerda lo que somos de verdad, lo que debemos hacer y no lo que agrada o contenta. Autoridad significa "hacer crecer". Que los otros encuentren personas libres, alegres, generosas que vivan con asombro el regalo de vivir. Aunque no encajen.

La autoridad de Jesús no es un poder que se da a sí mismo. Está fundamentada en la unión con la voluntad del Padre. Cuando la autoridad viene de Dios no es para encumbrarse ni oprimir, sino para darse y servir. La autoridad de Jesús es el modelo de todo discípulo


“Os voy a hacer yo también una pregunta”
Jesús pregunta y nos sitúa ante la verdad de nuestro corazón. A veces sabemos la respuesta, pero nos cuesta dar el paso. El Adviento nos invita a salir del cálculo y a fiarnos de Dios con sinceridad.

No son pocos los que buscan mil argumentos para dar el primer paso en el camino de la fe. Aún no han descubierto que lo primero es abrir el corazón, porque no se cree por argumentos cuando el corazón está endurecido; se cree de verdad cuando nos adherimos a la persona de Jesús.


En nuestra relación con Él no hay medias tintas, Él es uno. Necesitamos claridad para que nuestra relación, amistad, seguimiento... crezca. Claridad en la respuesta, en la entrega, en la manera de vivir. Verdad en el seguimiento, en el proyecto de vida. No hay momentos en que sí y momentos que no. Si es el Señor de nuestra vida es ahora y mañana, aquí y allí, luego y antes...

Pidamos al Señor humildad y discernimiento para reconocer su verdad. Que no busquemos nuestra propia autoridad, que no temamos ante las adversidades. Que seamos capaces de vivir con integridad, aceptando su guía en nuestra vida.

 

Señor, danos un corazón humilde y sincero 
para reconocer tu autoridad y vivir conforme a tu verdad. Señor, ayúdame a reconocer la autoridad de tu palabra. Enséñame a buscar la verdad con un corazón humilde, dispuesto a aprender y a crecer. 
Dame la sabiduría para discernir cuándo hablar 
y cuándo guardar silencio, 
siempre confiando en que tu verdad 
se manifestará en su tiempo.

 

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