Una pregunta

 

 
«Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?» 
(Mt 16,13-23)

Las preguntas importantes hay que retomarlas de vez en cuando en la vida y comprobar si les seguimos dando las mismas respuestas que antes, o han aparecido otros matices y perspectivas. La pregunta sobre Dios es una de ellas.

Una pregunta cuelga siempre en un bautizado: ¿Cuál es mi misión como creyente? La primera y esencial es evidente: Mantener encendida la lámpara de Jesús allí donde te encuentras. Ya sea en la noche, en la fábrica, en las cañas, entre tus compañeros o en la playa. Eres Cristo.

¿Quién decís vosotros que soy yo? En la comprensión de quién es Jesús vamos progresando a lo largo de la vida. La escucha del Evangelio, la comunidad y los pobres nos ayudan. La respuesta más importante no es una bella fórmula teórica. Es la que damos con la vida

Jesús declara dichoso a Pedro porque el Padre le ha revelado el misterio de reconocerle como Mesías y como Hijo de Dios. Le confía la misión de ser la roca sobre la que se asentará su Iglesia, reunida en torno a los discípulos. La novedad de Jesús es inagotable. Siempre es posible ahondar más y más en el manantial de su amor.

Tú eres mi Señor, mi fe se apoya en tu Palabra de Vida. Oro cuando me encuentro, contigo, Jesús. Vivo, cuando bebo de tu manantial y me alimento de tu eucaristía.


 

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