Escuchar la voz del Espíritu





"Os conviene que yo me vaya… 
 Si me voy os lo enviaré [el Defensor]" 
(Jn 16,7)
 
Las misteriosas palabras de este evangelio las explicó maravillosamente el Papa Benedicto XVI:  
«Dado que Dios abraza y sostiene a todo el cosmos, la Ascensión del Señor significa que Cristo no se ha alejado de nosotros, sino que ahora, gracias al hecho de estar con el Padre, está cerca de cada uno de nosotros, para siempre»

- Señor, que te descubra en el mundo y evite juzgar a mis hermanos.

Sólo necesitamos aprender a escuchar la voz del Espíritu.
 
Cuando Jesús se va y parece que ya no puede darles nada, les da el regalo mejor: el Espíritu Defensor. 
El Espíritu, que les va a acompañar en el camino de la alegría, de la experiencia de Dios en lo más profundo de sí mismos. 
Él va a transformar su miedo en valiente testimonio. 

Orar es acoger el don del Espíritu y aprender a caminar con su luz y verdad.       


Jesús, a veces me siento solo, se alejan las personas que más quiero, no tengo más remedio que dejar los caminos de siempre porque la vida me lleva por senderos nuevos.
¡Cuánto me cuesta cambiar, Señor! No quiero avanzar por miedo a perder lo que tengo. Pero hay una luz que me atrae: tu luz y una voz que me dice: "No tengas miedo, no te pares"
Necesito sentir, o al menos saber, que me acompañas, Quiero emprender contigo la aventura de vivir cada día con la confianza de que Tú nunca defraudas al que confía en Ti y procura seguir tus caminos.
Ayúdame a creer más, a apoyarme más en Ti, a valorar la fuerza que has puesto en mi corazón, a descubrir la belleza de una sonrisa desconocida, a afrontar la vida con ilusión, esfuerzo y esperanza. 
Amén.

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