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Dar testimonio





"Las obras que yo hago 
en nombre de mi Padre, 
ésas dan testimonio de mí" 
 (Jn 10,25)   

¡Estamos contentos de llamarnos “cristianos”, (Hch 11, 26) nos identifica con Cristo y con una familia, con una comunidad!
"Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen"
¡Qué alegría!
¡Qué consuelo para el corazón ser de Cristo, por el Bautismo, para siempre!

Jesús vive una experiencia fuerte de enfrentamiento con las autoridades judías.
No hay manera de entenderse. Jesús actúa siempre a favor del ser humano.
Su actividad liberadora es la del Padre mismo.
Sus obras dan testimonio de lo que lleva en el corazón.
Las obras hablan de nosotros.
Por más que hablemos o hablen de nosotros lo que queda es el bien que hayamos hecho.
Allí, donde alguien hace algo a favor de las personas, allí está Dios.
Ahí se continúa el proceso de creación del hombre y la mujer nuevos. 
Jesús actúa según el Padre le inspira.
El valor de nuestros hechos también depende del origen y de cómo nos vivimos.
Si nos movemos por criterios humanos perdemos la libertad porque necesitamos agradar.
La verdadera libertad nace de sustentarse en Dios.

- Señor, que mis obras den testimonio de Ti.

Te alabo y te bendigo, Jesús.
Tú estás a favor del ser humano, aunque eso te acarree persecución.
Que tu vida atraiga a muchos a seguirte.  

Deberíamos estar  orgullosos de nuestro Padre Dios, que nos quiere, que siendo el Creador de todas las cosas, el Todopoderoso, se ha hecho mendigo de nuestro amor. 


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