La Virgen acude siempre con prontitud a las necesidades de su hijos




Cuando María conoció la noticia que sería madre de Jesús, también el anuncio de que su prima Isabel estaba embarazada, dice el Evangelio, se fue con prontitud.
No esperó, no ha dicho: ahora yo estoy embarazada, debo tener cuidado con mi salud, mi prima tendrá amigas que quizá le ayudarán.
Ella escuchó algo y se fue con prontitud. Es bonito pensar esto de la Virgen, de nuestra madre, que va con prontitud porque tiene esto dentro.
Ayudar, va para ayudar, no va para decirle a la prima: ahora mando yo porque soy la madre de Dios.
No, no ha hecho eso.
Ha ido a ayudar.
Y la Virgen siempre es así, es nuestra madre que siempre viene con prontitud cuando nosotros lo necesitamos.
Sería bonito añadir a las letanías de la Virgen una que diga así: "Señora que va con prontitud, ora por nosotros".
Es verdad eso ¿no?
Porque ella va siempre con prontitud.
Ella no se olvida de sus hijos, y cuando sus hijos están en dificultad, tienen necesidad y la invocan, ella va con prontitud.
Y esto nos da una seguridad, una seguridad de tener la madre al lado, junto a nosotros, siempre.
Se camina mejor en la vida cuando tenemos a la madre cerca.
Pensemos en esta gracia de la Virgen, esta gracia que nos da de estar cerca de nosotros pero sin hacernos esperar, siempre, ella es, tengamos confianza en esto para ayudarnos.
La Virgen que siempre va con prontitud, por nosotros.
También la Virgen nos ayuda a entender bien a Dios, a Jesús, a entender bien la vida de Jesús y la vida de Dios; a entender bien qué es el Señor, cómo es el Señor, quién es Dios. 
(Papa Francisco 26-05-13)




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