La acción del Espíritu Santo en la vida de las personas y como fundamento de la búsqueda de la Verdad.

 Audiencia general 15-05-2013
Queridos hermanos y hermanas: 
Hoy, cercana ya de la fiesta de Pentecostés, deseo hablar del Espíritu Santo que guía a la Iglesia, y a cada uno de nosotros, a la Verdad plena. 
En nuestros días, marcados por el relativismo, es necesario preguntarnos como Pilato: “¿Qué es ‘la’ Verdad?”. 
La Verdad con mayúsculas no es una idea que nosotros nos hacemos o consensuamos, sino una persona con la que nos encontramos. 
Cristo es la Verdad, que se ha hecho carne. 
Y el Espíritu Santo hace posible que lo reconozcamos y lo confesemos como Señor. 
El Espíritu Santo nos recuerda las palabras de Jesús y las imprime en nuestros corazones. 
Él es la ley inscrita en nuestro interior, donde tomamos las decisiones. 
El Espíritu Santo, además, nos lleva a la inteligencia de la Verdad completa. 
Él es quien suscita el sentido de la fe en los creyentes creando una comunión, cada vez más profunda, con Cristo. 
Mediante el Espíritu Santo, el Padre y el Hijo hacen morada en nosotros. 
En este Año de la fe, invoquemos especialmente la asistencia del Espíritu Santo, para que nos guíe y nos sostenga en el camino del discipulado.

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