“El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica
se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca”
(Mt 7, 21-29)
El 'Señor, Señor...' debe estar acompañado del compromiso con la historia haciendo de Él el verdadero y único fundamento de nuestra vida, así será sólida y resistente a las crisis, la tentación, los miedos...
En el evangelio encontramos una invitación a construir nuestra vida sobre la base sólida de la fe.
Será esto y no otras cuestiones, lo que nos ayudará a superar las principales adversidades que nos encontremos en la vida.
¡Qué importante es que no nos dejemos llevar y que asentemos nuestra vida en lo esencial!
Edifiquemos nuestra vida sobre la Roca, que es Cristo, para permanecer firmes en la fe en medio de las tribulaciones y las tempestades de nuestro mundo, relativista y caprichoso.
Roca y arena
Son de arena los suelos
donde nada echa raíz.
De roca la base
donde plantamos, firmes,
buenos cimientos.
De arena, los besos sin memoria,
las lágrimas de cocodrilo,
las promesas fugaces.
De roca, los gestos sinceros,
las palabras ciertas,
la compasión arremangada.
De arena, la cháchara hueca,
la puerta cerrada,
la pasión de un día.
De roca el clamor de justicia,
la casa sin llaves,
el amor perpetuo.
De arena, el credo sin preguntas,
la Palabra muda,
el Dios sin misterio,
De roca la fe que se encarna,
compartir la mesa,
perseguir lo eterno.
(José María R. Olaizola sj)
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