Testigo
"Las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que yo hago dan testimonio de mí". ( Jn 5, 33-36) ¡Cuántas veces nos sentimos inseguros en la oscuridad! ¡Y cómo cambian las cosas cuando encendemos la luz! Iluminar el mundo también es nuestra tarea... para que la Luz venza a las tinieblas. Contra hechos no hay argumentos. Por eso nuestras vidas deben ser trasparencias que dejen pasar la luz de Dios. Al mismo tiempo siendo conscientes de nuestras ambigüedades y flaquezas. Pero qué lindo es ver vidas en las que se puede ver con claridad el paso de Dios por ellas. Vidas en las que se lee el evangelio. La luz del mundo es el Señor, luz para una humanidad que camina en tinieblas y sombras de muerte. Juan es la lámpara, que antecede a la luz. Su brillo deslumbró a muchos inconformistas que se vieron atraídos por él. Pero sólo en el enviado de Dios encontramos la luz de la Vida. Ni siquiera Jesús, el Hijo de Dios, da testimonio de sí mismo. Jesús