El crucificado por Amor
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». (Lc 9,18-22). Qué necesarias son las buenas preguntas para conocer bien a alguien. Jesús pregunta acerca de cómo le perciben sus discípulos. Porque no quiere que le admiren, sino que le sigan y le imiten. Es necesario preguntarnos también nosotros acerca de lo que vivimos, de lo que priorizamos, de qué dejamos en la vida de los que nos encontramos. ¿Se sienten amados? ¿Damos con generosidad? ¿Buscamos admirar, deslumbrar? O como Jesús queremos que sanen de sus dolencias. «¿Quién dice la gente que soy yo?» Conviene que esta pregunta nos la hagamos cada uno de nosotros y demos una respuesta sincera, no desde lo que hemos estudiado, sino desde el corazón. Si verdaderamente lo amamos y somos capaces de hacer realidad su presencia en medio del mundo. El encuentro con Jesús cambia la vida, pero no con el que podemos 'hacer nosotros a nuestra medida' sino con el Jesús auténtico, aquel que se presenta ante nosotros con una histo