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Mostrando entradas de noviembre, 2018

"Sígueme"...

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“Venid y seguidme”   (Mt 4,19)   Jesús siempre está llamando. Su llamada convierte a cada persona en única, irrepetible, nueva, santa.  ¿Hay alguien en tu vida? ¿Alguien te ha llamado? ¿Vives respondiendo? Aviva en tu corazón la presencia de Jesús, entra en su órbita, teje con él una historia de amistad.  Hermanos que siguen a Jesús, fieles a la mirada del que pasea entre nosotros, atentos a su llamada pues tiene una misión para nuestra vida. Hoy, Fiesta de San Andrés, Apóstol . Sígueme. No te preocupes. Conozco tu debilidad. Cuento con ella para hacer grandes cosas. Tú solo, sígueme. Yo haré el resto. San Andrés encuentra en Jesús el camino hacia la vida Sorprende la prontitud de los primeros discípulos en seguirles:  "Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". Decir prontitud significa desprendimiento de todo lo que puede retrasar el paso hacia Jesús, sobre todo de aquello que, en cierto modo, podría despistar

Confía en el Señor

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“Yo os daré palabras y sabiduría  a las que no podrá  hacer frente  ni contradecir  ningún adversario vuestro”   (Lc 21, 15) Si permanecemos atentos veremos que Dios llena el día de pequeños milagros. No busques grandes mensajes. Jesús es esperanza. Llena tu vida de esperanza y sé su mensajero en tu entorno. Nunca sucumbas al desánimo. Ama. Que hoy tus palabras sólo sean signo de amor al prójimo y alabanza a Dios.  Sirve a los demás sin pereza, dando lo mejor de ti mismo. Ilumina a los que te rodean con una sonrisa. Aprende a compartir el silencio. Jesús anuncia las persecuciones de la comunidad cristiana y le asegura la protección incesante de Dios, si persevera en su vida y testimonio.  En los momentos de prueba, persecución, acusaciones falsas, confía tu causa al Señor, verás que el Espíritu Santo pone en tu boca las palabras adecuadas y la fuerza necesaria para afrontar esa situación. Buen evangelio para pedirte hoy perdón porque es

Nadie sabe

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“Cuidado con que nadie os engañe”   (Lc 21,8) La conversión es un proceso que dura toda la vida. Y cada día nos debatimos entre el amor y el miedo. Sólo el perdón nos devuelve a la inocencia, a la libertad para la que fuimos creados. Jesús es el rostro visible de un Dios misericordioso. Un Dios cercano que cuida a los heridos de nuestro mundo, que acoge a los que buscan refugio, que alienta a los desesperados. Que nos ama hasta el extremo. Los oyentes de Jesús querían saber qué signos anunciarían el fin del mundo. Mucho de lo anunciado ha pasado y sigue pasando en nuestros días.  Nadie sabe cuándo será el final . Todos los gurús que han intentado asustar con sus predicciones han fracasado. Lucas exhorta a la comunidad cristiana a vivir en alerta ante posibles signos engañosos, a poner los ojos en Jesús y a recorrer su camino con coraje y valentía, en medio de las pruebas y dificultades del momento presente. De vez en cuando es importante reco

La medida está en el corazón

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“Ella, que pasa necesidad,  ha echado todo  lo que tenía para vivir”   (Lc 21,1-4) La viuda del evangelio de hoy va más allá de la Ley. En su generosidad no sólo da todo lo que tiene; ella sólo tiene lo que ha entregado. Los pobres con frecuencia saben bien cómo dar, porque saben lo que significa ser pobres y dependientes; saben cómo vivir en las manos de Dios. La limosna de la viuda cautiva los ojos de Jesús que miran en profundidad las opciones del corazón y se admira de su gesto de total gratuidad, con ello nos enseña a mirar los acontecimientos con otra luz.   Dar mucho o poco no es medida de generosidad. La medida está en el corazón, en la intención y en la discreción:  que la mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha - Señor, ayúdame a ser generoso Podemos amar porque somos amados. Todo amor viene de Dios. El amor nos impulsa a darlo todo, a buscar siempre el bien, a perdonar sin medida, a confiar sin medida. Somos cauces por d

Señor de mi vida

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“Tú lo dices: soy rey”  (Jn 18, 33b-37)  En el telón de fondo del año litúrgico que se cierra este domingo se levanta la figura de  Jesucristo Rey del Universo. Cristo Rey, cuyo trono es, sin embargo, la Cruz, la "tortura de los esclavos". Su modo de reinar fue servir, amar hasta el final, perdonar a los que lo mataban. Así es nuestro rey. Su reinado no es un proyecto político, no es un sistema de poder ni una estrategia socio-económica o militar. La realeza de Cristo consiste en dejarse envolver por la luz de la verdad, descubrir la acción de Dios en la historia, adherir a su proyecto, radicalmente diferente del erigido por los poderosos, por quienes eligen la razón de estado o el interés propio o el triunfo sobre los demás. El Cristo a quien adoramos hoy no es un Cristo ausente de las tormentas de la vida humana; por el contrario, Él es quien impulsa a la humanidad sin ejércitos ni poderes políticos y económicos, y el

Hijos de la resurrección

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“No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos”   (Lc 20,38) La alianza matrimonial es, en este mundo, un signo visible del amor de Cristo por su Iglesia, por cada uno de nosotros. Un amor eterno, que vence la muerte, y que un día se nos revelará en plenitud. Jesús afirma que la resurrección no es una simple continuación de la vida, sino una vida nueva y distinta, una vida de plenitud. Jesús te invita a asumir tu compromiso por la vida porque el Dios en el que crees es un Dios de vivos. Es el Dios de la Vida. Somos hijos de la resurrección porque nuestro Dios "no es Dios de muertos, sino de vivos". LECCIÓN PARA HOY Un Dios de vivos. ¿Cuándo nos grabaremos esto en el corazón? Resucítame, Señor, con tu Espíritu. Vivifícame, Señor, con tu Espíritu.   Transfórmame, Señor, con tu Espíritu, Ilumíname, Señor, con tu Espíritu Para ser testigo de la vida en el mundo.   Yo creo en tu resurrección, porque puedo

El culto nuevo

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“Mi casa es casa de oración”   (Lc 19,46).    Jesús hace del templo el lugar de su enseñanza. Su hogar es ahora nuestro corazón donde nos enseña cada momento. El Cuerpo de Jesús es el espacio sagrado para el encuentro con Dios. De ese cuerpo forman parte los hombres. Cristo es el nuevo y definitivo Templo, donde se adora al Padre en espíritu y verdad. Y cada cristiano, por el Bautismo, es también lugar de la Presencia de Dios, Tierra santa, Cuerpo de Cristo y Templo vivo del Espíritu Santo. Habla abiertamente de la voluntad del Padre y del auténtico culto. Acoge la Palabra de Jesús. Ora al Padre en espíritu y en verdad allí donde te encuentres, a lo largo de tu jornada de trabajo.  Hay que hacer silencio para poder escucharla. Abrir el corazón humilde para acogerla. Rumiarla poco a poco hasta que se haga parte de ti. Dejar que actúe en todo tu ser, como savia nueva que te recrea y fortalece... La Palabra. Orar. Unir el Evangelio con la vida.

Él va delante señalando el camino.

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“¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!   (Lc 19,42) La ciudad de Jerusalén, cuyo nombre significa paz, no reconoce la visita de Jesús, el agente de la paz enviado por Dios. Reconoce y acoge el mensaje salvador de Jesús. Su Palabra trae la paz y la justicia. Su vida es una parábola de paz y de comunión. Dejemos que sus lágrimas resbalen sobre nuestro corazón, consolemos a Jesús al ver Jerusalén, para que siembre en nosotros la paz. LLORASTE Porque no te reconocí en el preso ni el refugiado. Lloraste. Porque no te reconocí en el gay ni en el parado. Lloraste. Porque no te reconocí en el mendigo ni el anciano. Lloraste. Y seguirás llorando cada vez que no te reconozca en un hermano. No llores sin descanso ni consuelo. Seca tus lágrimas. Sacúdete la tristeza. Cristo tiene poder para transformar el luto en danza, la muerte en vida. Él va delante señalando el camino. Ten fe. Te busco Señor. Sé que me esperas.

Dios se fía de nosotros

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“¿Por qué no pusiste  mi dinero en el  banco?”  (Lc 19, 11-28) El Señor no da a todos lo mismo y de la misma forma: nos conoce personalmente y nos confía lo que nos hace falta; pero en todos hay algo que es igual, pone la misma inmensa confianza.  Dios se fía de nosotros, Dios tiene esperanza en nosotros.  ¡No le defraudemos!  No nos dejemos engañar por el miedo, sino devolvamos confianza por confianza. Todos hemos sido enriquecidos con talentos y dones en nuestro bautismo...  ¿Cuáles son los tuyos? ¿Los estás poniendo al servicio de los demás, si cabe en periferias? Agradezco tus talentos, hazme sabio y dispuesto para hacer crecer tu Reino Nunca te quedes de brazos cruzados, haz lo que puedas, nadie te va a pedir que hagas aquello que no eres capaz, pero sí que no ignores aquello a lo que eres llamado. Señor, sé que a mí mucho se me ha dado: la vida, el día a día, tantas capacidades, tantos talentos, tantos proyectos, tantas posibilid

Jesús transforma la vida.

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“Zaqueo, baja enseguida,  porque hoy tengo  que alojarme en tu casa” (Lc 19,5) Jesús, el Hijo del hombre salva lo perdido, lo despreciado, lo que no cuenta ante los ojos humanos. La curiosidad, ese recoveco que nos abre a lo insospechado y por el que se cuelan grandes sorpresas, entre ellas, Dios. Querer ver a Jesús por encima de todo, descubrir por qué ha venido a nuestra historia. ¿De qué higueras ideológicas, económicas o afectivas debo bajarme, para que el Señor pueda encontrarse conmigo y entrar en mi casa? Aunque somos pecadores, Jesús quiere llevar a nuestras casas la alegría, la paz y la salvación. Habrá que bajarse como Zaqueo del árbol del orgullo y la soberbia, del miedo y la distancia, del apego a la posición y a los bienes, del qué dirán, y escuchar de nuevo con un corazón libre: "Hoy quiero alojarme en tu casa". ¿También te pasa como a Zaqueo en el Evangelio? Cuando te arrepientes de algo es inevitable querer repararlo, y

Dame tu mirada, Señor.

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“¡Jesús hijo de David,  ten compasión de mí!  (Lc 18,38) Ama a los demás desde lo pequeño, con gestos sencillos y humildes.  Afronta las dificultades con entereza. Que ningún problema te amilane.   Que no tiemble ni se acobarde tu corazón ante la oscuridad de mundo.  Cristo es nuestra luz y no nos deja solos. Muchas personas están al borde del camino, excluidas. Ahí, se puede no ver salida o tener Fe. Y nosotros podemos ser los que silencian a esa persona y la mantienen al borde, o los instrumentos de los que se vale Jesús para reintroducirla al camino El Reino de Dios y su misericordia siguen actuando en la vida de Jesús, sobre todo cuando se encuentra con la fe de un ser humano pobre y necesitado. Grita a Jesús que necesitas su compasión y acoge a los están en los bordes del camino. ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí! A te este grito como el del ciego no puede negarse el Señor, ve nuestra angustia, desesperación... si le suplicamo